Aunque la CDMX es una de las ciudades con más museos en el mundo, hay un Pueblo Mágico a menos de una hora de distancia que destaca por ser sede de un recinto museográfico que ningún amante del arte y la historia se puede perder. Se trata del Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán, un lugar pintoresco ubicado en el Estado de México que se distingue por sus edificios coloniales y sus parques. Si quieres darte una escapada de un día, este podría ser el plan ideal.


El Pueblo Mágico de Tepotzotlán
A menos de una hora de camino desde el centro de la CDMX, el Pueblo Mágico de Tepotzotlán es un oasis que mantiene su espíritu tradicional a pesar de su cercanía con la gran ciudad. Aunque los atractivos más conocidos de Tepotzotlán son el Museo Nacional del Virreinato y el acueducto —dos de las grandes obras del periodo colonial—, su historia se remonta a antes de la llegada de los españoles. Este pueblo de raíces otomíes se fundó en 1460, pero en 1520, Cortés y sus tropas lo tomaron por la fuerza y lo integraron al Camino Real de Tierra Adentro.

Te recomendamos llegar temprano y aprovechar para desayunar en el mercado municipal. Después, dirígete a la Plaza de las Artesanías, donde encontrarás una variedad de artefactos hechos a mano, como esculturas de ocotal, piezas de repujado y bordados otomíes. Por supuesto, la joya de la corona será visitar el Museo Nacional del Virreinato, el principal atractivo de Tepotzotlán. Además de recorrer las salas del museo, vale la pena mencionar que en el recinto también se organizan conciertos y funciones de cine al aire libre.

La historia del Museo Nacional del Virreinato
Lo primero que debes saber es que lo que hoy es el Museo Nacional del Virreinato de Tepotzotlán se ubica dentro de un edificio que muchos consideran la mayor joya del churrigueresco mexicano. La construcción inició en 1580, con la llegada de la Compañía de Jesús, pero no se concluyó sino hasta 1764. Sin embargo, el tiempo rindió frutos, pues eventualmente el complejo llegó a incluir cinco patios, dos molinos, un huerto, una hospedería, un templo y el famoso Colegio Jesuita de San Francisco Javier —que es donde hoy se encuentra el museo—.

Aunque los Jesuitas fueron expulsados del país en 1767, el arzobispo ordenó la creación del Colegio Seminario de Tepotzotlán para no abandonar el edificio. Las actividades religiosas continuaron hasta mediados del siglo XIX, cuando entró en vigor la Ley de Desamortización de los Bienes de la Iglesia. Sin embargo, el edificio se declaró monumento nacional, y en 1964 abrió sus puertas como Museo Nacional del Virreinato.

Dos museos en uno
El Museo Nacional de Virreinato en Tepotzotlán es tan grande, que de hecho se considera dos museos en uno. El acervo incluye pintura, escultura, platería, cerámica, porcelana, vidriería, herrería, lacas, textiles y arte plumario, además de documentos y mobiliario original del edificio. Por un lado, el Museo de Sitio, el cual ocupa la construcción original y exhibe piezas que cuentan la historia de la Compañía de Jesús y la evolución eclesiástica del edificio.

Por su parte, el Museo Histórico incluye una exposición permanente sobre la historia del México virreinal entre los siglos XVI y XVII. Para nutrir esta colección, se trajeron piezas de otros lugares, como el Museo Nacional de Antropología, el Museo Nacional de Historia, el Museo de Arte Religioso y el Museo de la Zona Arqueológica de Teotihuacán. Entre las salas que encontrarás al recorrer estos pasillos, destacan algunas como Artes y oficios en la Nueva España y Monjas Coronadas, Vida conventual femenina.

Sitio Web: @museovirreinato