Quienes no viven al sur de la ciudad suelen pasar por alto la Alcaldía Tlalpan, pensando que no hay mucho que ver o hacer. Pero lo que muchos no saben es que tiene uno de los centros históricos más bonitos de la CDMX. Solo hay que dejar atrás los prejuicios y darse una vuelta por su centro para descubrir los tesoros que esconde. Uno de ellos es la Casa de la Cultura Frissac, una joya arquitectónica con tanta historia como belleza, y que más de uno desearía tener una casa de cultura como esta en su alcaldía. Ubicada en plena Plaza de la Constitución, esta casona data de finales del siglo XIX, así que además de ser un espacio cultural, es también un pedacito de la historia viva de Tlalpan, un museo en sí misma y un punto de encuentro para la comunidad que puedes visitar y admirar.


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La historia detrás de la Casa Frissac
Esta hermosa casona tiene una historia fascinante. Fue mandada a construir por Jesús Pliego Frissac, un acaudalado banquero y terrateniente que además fue presidente del Ayuntamiento de Tlalpan en 1900. Se cree que el diseño estuvo a cargo nada menos que de Antonio Rivas Mercado, el mismo arquitecto detrás de la Columna del Ángel de la Independencia y el Palacio Municipal de Tlalpan. El gusto por lo francés durante el Porfiriato se refleja por todos lados: columnas elegantes, una cúpula central y una estructura que impone por dentro y por fuera. Se dice que la familia Frissac abandonó la casa, posiblemente tras la Revolución Mexicana, y que el lugar permaneció desocupado durante varios años.


De set de cine a centro cultural: las muchas vidas de la Casa Frissac
Fue hasta los años 50 cuando la casona fue adquirida por Adolfo López Mateos, quien la habitó antes de convertirse en presidente de México. Más adelante, su familia se la ofreció al entonces rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, quien vivió ahí hasta 1970. En su honor, se erigió un monumento en los jardines de la casa. Luego, el edificio tuvo una nueva vida como sede de la escuela bilingüe Lancaster, parte del Proyecto Bicultural Británico-Mexicano. En 1986, fue incorporada al Decreto de Monumentos Históricos, y en mayo del 2000 fue adquirida y rehabilitada por la alcaldía, que la transformó oficialmente en la Casa de la Cultura Frissac. Como dato curioso, la casa también tiene su lugar en la historia del cine mexicano: fue uno de los escenarios de la icónica película Los olvidados de Luis Buñuel, además de aparecer en otras cintas como La sonrisa de la Virgen y Las abandonadas.



Lo que puedes hacer hoy en la Casa Frissac
Hoy, la Casa de la Cultura Frissac es un espacio vivo y lleno de creatividad, dedicado a la difusión artística y cultural. Aquí se imparten talleres de distintas disciplinas, como grabado, dibujo con modelo al desnudo y experimentación plástica. Sus salas funcionan como galerías que albergan exposiciones temporales de artistas tanto emergentes como consolidados, y también es sede de conferencias, conciertos y obras de teatro. Al visitarla puedes recorrer sus distintas áreas, que incluyen un auditorio, una galería y sus jardines preciosos que invitan a pasear con calma y disfrutar del espacio. La casa abre todos los días de 8:00 a.m. a 8:00 p.m., así que cualquier momento es bueno para dejarte sorprender por su oferta cultural. Y recuerda que este es solo uno de los muchos tesoros que puedes encontrar en Tlalpan.
Dirección: Plaza de la Constitución 1, esq. con Moneda, Tlalpan Centro, Tlalpan.



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