Una de nuestras cosas favoritas de la spooky season es, sin lugar a dudas, la vibe misteriosa y el suspenso que nos envuelve en cuanto se aproxima el Día de Muertos. Y es que, más que una celebración, se trata de una parte fundamental de la historia e identidad cultural de todo México. Además, el folklore mexicano es rico en leyendas e historias de sucesos sin explicación. Seguro que hasta tú conoces a alguien que conoce una persona que dice su abuelo o bisabuelo alguna vez se encontró con el famoso charro negro, o que escuchó a la llorona, o que tuvo algún encuentro con un nahual. ¡Amamos las historias de terror mexicanas! Así que aquí te contamos algunas leyendas mexicanas no tan conocidas para que las compartas con tus amistades y los dejes con los pelos de punta en la noche más spooky del año.
El Vampiro del Panteón de Belén
Afamado por apariciones y la historia del niño Nachito, el Panteón de Belén en Guadalajara es uno de los lugares más emblemáticos del estado de Jalisco en lo que respecta al misticismo y lo paranormal. Y no es para menos considerando que ahí yacen los restos de un supuesto vampiro que atormentó a los habitantes de Guadalajara mucho tiempo atrás. No se sabe con exactitud la fecha, pero se cuenta que hubo una época en la que las calles de Guadalajara se veían atormentadas por una serie de misteriosos asesinatos a los que no encontraban explicación alguna. Desde animales hasta personas adineradas, todos vivían atormentados por la supuesta presencia de un vampiro, quien fuese además responsable por los asesinatos.
Decididos a ponerle un fin al tormento, los habitantes de Guadalajara recurrieron un supuesto cazador de vampiros que les aconsejó tenderle una trampa al vampiro de manera que se impuso un toque de queda efectivo al atardecer con el propósito de privar de ‘alimento’ al vampiro. Un par de semanas después, el cazador de vampiros tuvo noticias de un hombre alto que rondaba las calles aledañas a Guadalajara y, en compañía de hombres del pueblo armados con estacas, fue al encuentro del vampiro y lo rodearon. Abatido por el hambre, el vampiro fue vencido y enterrado en el ahora Panteón de Belén. Hay quienes sostienen que, con el tiempo, y nutrido de la tierra, el cuerpo del vampiro se recupera poco a poco a la espera de regresar. De la tumba ha crecido un árbol que con el tiempo ha fracturado la lápida que mantiene cautivo al vampiro y se dice que cuando se rompa por completo, el vampiro regresará.
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El nahual de Tlaxcala
En el mítico estado de Tlaxcala, y gran parte de Puebla, hay quienes cuentan que a principios de los 1900 era muy común avistar nahuales al acecho por las noches. Tal es el caso de tres hermanos que juran haber tenido un encuentro frente a frente con uno de estos seres. Era una noche como cualquier otra cuando tres hermanos regresaban de una fiesta en una de las rancherías vecinas cuando, a lo lejos, lograron divisar lo que parecía ser un burro caminando en dos patas y halando de dos puercos enormes. No se sabe si fue el alcohol o simplemente la ingenuidad lo que los orilló a acercarse a tan bizarra escena, pero conforme se aproximaban el burro parecía cada vez más peculiar. Cuando estuvieron cara a cara con el burro, uno de ellos aseguró que eso era un nahual, y los otros dos, sorprendidos y temerosos de ese rostro casi humano, se lanzaron sobre el burro y le propinaron un par de golpes. Acorralado, el burro decidió que lo mejor era tratar de razonar con los hombres y habló.
Suplicando piedad, el nahual explicó que no pretendía causar ningún mal, pero que su familia era demasiado pobre y su hijo iba a contraer nupcias un par de días después y no tenían medios para alimentar a sus invitados. Les dijo a los hermanos que, si lo dejaban ir, él los invitaría a la boda para que se convencieran de la veracidad de sus palabras. Llegada la fecha, los tres hermanos sucumbieron ante la curiosidad y decidieron ir al lugar que el nahual les había indicado y tal fue su sorpresa al darse cuenta de que, en efecto, se celebraba una boda y ellos fueron bien recibidos y tratados como invitados de honor.
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Día de Muertos en el campo
En muchas regiones de México, se cuentan infinidad de historias sobre el Día de Muertos, pero esta en particular seguro que te volará la cabeza. Se desconoce exactamente el origen de esta historia, pero se sabe que tuvo lugar en algún pueblo en donde la principal actividad económica era la agricultura y los hombres pasaban todo el día en el campo mientras las mujeres se quedaban en casa a atender las labores domésticas. En un lugar así, vivía una joven con su padre enfermo, la muchacha se dedicaba a cuidar a su padre quien falleció al poco tiempo de haber caído enfermo. Menos de un año pasó cuando un joven comenzó a cortejarla y, cansada de estar sola, prontamente contrajeron nupcias.
La joven era muy creyente de las tradiciones de Día de Muertos y esperaba con ansias la fecha para poner un altar a su difunto padre. Su ahora esposo, por el contrario, no creía en nada de eso y le parecía una pérdida de tiempo y desperdicio de dinero que, de por sí, era bastante escaso. Llegado el día, la joven puso una ofrenda humilde a su padre; un plato de frijoles y agua, mientras que su esposo se iba a trabajar igual que siempre, no sin antes criticar el desperdicio que suponía la ofrenda. El día transcurrió igual que siempre, pero de regreso a casa, el joven se encontró con muchas personas que recorrían las calles cargando con platos de comida. Llamó su atención un señor mayor que, a diferencia de los demás que llevaban distintos guisados y pan, solo cargaba con un humilde plato de frijoles. Al llegar a su casa, contó a sus esposa lo sucedido y describió a aquel señor, enorme fue sorpresa cuando la joven rompió en llanto y le dijo que aquel hombre era su padre.
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