No sabemos qué vaya a pasar con el futuro profesional del nadador estadounidense Michael Phelps, ya que anteriormente regresó de su retiro oficial, lo que sí sabemos es que de momento se retira a descansar a su lujosa mansión.
El tiburón de Baltimore de orígines humildes y turbulentos, se ha convertido en el nadador más laureado de toda la historia de los JJOO después de lograr su vigésimo tercera medalla en los pasados Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Como muchos otros deportistas y leyendas del deporte, encontró en el ejercicio físico diario un refugio ideal para escapar de su vida personal, haciéndolo permeable como aceite en agua. Sin embargo, con los años Phelps ha logrado el refugio físico con el que muchos sueñan, una mansión de ni más ni menos que 560 metros cuadrados, valorada en más de dos millones y medio de dólares americanos.
La mansión está equipada con una amplia cocina clásica, seis baños, cuatro chimeneas, una suite principal con jardín, varias salas y evidentemente una gran alberca, para probablemente también instruir a su hijo en la materia de la natación.
El nadador no reparó en gastos a la hora de escoger los materiales de construcción en su nuevo hogar: piedra europea, suelo de madera importado y piedra de concha para el patio de la casa, además de una espectacular vista a Camelback Mountain. Sin duda, el nadador estadounidense podrá disfrutar de su esposa Nicole Johnson y de su pequeño hijo en esta gran propiedad llena de comodidades y lujos.
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