Nuevo León es un estado de increíble riqueza natural, apreciable a través de su diversidad en flora y fauna, así como preciosos paisajes perfectos para la contemplación orgánica. Entre sus maravillas naturales se oculta una cascada favorita para amantes de los deportes extremos, con una enorme caída de agua en tonalidades turquesas rodeada de la vegetación endémica de la Sierra Madre. ¡Tienes que conocerla!
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Si algo es cierto, es que México cuenta con una biodiversidad sorprendente, abundante en paisajes naturales a lo largo de su territorio, muchos de ellos perfectos para amantes del turismo ecológico y las actividades extremas. Entre los más especiales se encuentra la Cascada del Chipitín, un verdadero paraíso natural oculto entre las montañas de la Sierra Madre, perteneciente a un cañón de su mismo nombre y ofreciendo a quienes lo visiten la oportunidad de llevar la adrenalina al límite con sus experiencias de aventura.
La Cascada del Chipitín se ubica justo en la Sierra de Santiago en Nuevo León, dentro del Parque Nacional Cumbres de Monterrey –que a su vez destaca por ser un área natural protegida por sus más de 1300 especies de fauna– y rodeándose también de su belleza vegetal. Existen diversas formas de conocer las cascadas, y la más recomendada dependerá del tiempo que se le quiera dedicar a la visita, así como las actividades a realizar en el sitio.
En caso de querer visitar únicamente la cascada, primero se deberá recorrer un sendero de bajada durante aproximadamente 45 minutos, trayecto que puede realizarse a pie o a caballo. De esta manera se podrá apreciar tranquilamente de le vegetación natural en la zona, para llegar a una magnífica caída de agua de 90 metros de altura, que termina en una hermosa poza de color azul turquesa. Aquí se pueden realizar actividades como cañonismo, escalada en roca, nado, u observación de flora y fauna.
Si lo que se desea es una experiencia más completa y de inmersión auténtica en el entorno, entonces lo mejor será comenzar la visita desde el Cañón El Chipitín –conocido también como el cañón de los siete rapeles–, esto para pasar por todas sus pozas de agua cristalina, toboganes naturales y demás cascadas más pequeñas. Cabe destacar que este recorrido dura alrededor de siete horas, y se sugiere realizarlo en compañía de un guía especializado que conozca la zona de primera mano.