En el corazón de la Roma —casi parece un juego del destino que se ubique precisamente en esta colonia— se encuentra el restaurante Las Musas de PapáSibarita, un restaurante que destaca por su cocina lenta, la cual espera para dejar salir cada nota de sabor y apapacho característica de la gastronomía italiana. En Italia, uno de los pilares culturales fundamentales es la comida, y otro igual de importante es la familia. Resulta entonces natural que un lugar con genuino espíritu italiano fusione ambos conceptos y entienda que, en realidad, no podría ser de otra forma.
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PapáSibarita es un lugar para comer lento y platicar mucho, dejar que las copas de vino corran y que las pizzas, los gnocchi y las pastas se acomoden alrededor de la mesa poco a poco. Aunque el lugar no es para nada opulento, la comida sí que lo es, y el verdadero espectáculo es el que se sirve en la mesa, más que la mesa en sí. Si tienes suerte, puede que hasta te toque acompañar tu cena con un concierto en vivo.
Aquí la pizza es napolitana, de masa suave y flexible, con orillas tostadas pero nunca crujientes (lo cual nos habla de un adecuado tiempo de fermentación). Algo que quizá no es tan fácil de detectar pero que hace toda la diferencia es que la masa se amasa a mano, lo cual implica montones de atención y cuidado: la base ideológica del lugar. La Marinara y la Margherita son buenas opciones para focalizar toda la atención del paladar en la masa maravillosa, pero también tienen opciones más complejas como la pizza asiaghese con anchoas, y la pizza blanca con tartufo negro, ricotta, mozzarella y jamón cocido.
La pasta es totalmente artesanal y se prepara al momento, pero cada segundo de la espera lo vale. No te puedes perder los fetuccini con trufa fresca recién rallada, los ravioles rellenos de quesos: taleggio, ricotta y grana padano, con ragú de cordero que se cocina lentamente en horno de piedra durante 24 horas (sobra decir que prácticamente se funde en la boca). Otro de los favoritos del público es el tagliatelle frutti di mare con camarón, mejillones y almejas.
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El secreto de este lugar en realidad no es un secreto: la pasión, el cuidado, el esmero y los ingredientes de primera calidad. No solo te alentamos a maridar los platillos con los excelentes vinos de la casa, sino dejarte guiar por las recomendaciones de los meseros, pues tienen las mejores sugerencias. El cariño por la comida y por la cocina son las brújulas detrás de cada receta y cada movimiento en este lugar, y eso se materializa en platillos deliciosos y bien ejecutados, cuyo respeto por la técnica y por el ingrediente es evidente y retribuyente en cada mordida.
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