‘Malix’ es un vocablo derivado del maya que se utiliza para llamar a los perros callejeros y ‘sin raza’. A partir de esta palabra, el chef mexicano Alonso Madrigal articula una propuesta que se inspira en las gastronomías de todo el mundo para crear platillos totalmente únicos con el común denominador de los ingredientes locales y de temporada. Es por esto que Malix se caracteriza por su naturaleza cíclica en la que la calidad y la variedad son garantía, con menús que cambian cada cuatro meses para respetar las estaciones del año y los ritmos de la tierra. Recientemente, este restaurante en Polanco lanzó su nuevo menú de temporada, en el que predominan los sabores, aromas y texturas de un bosque en época de lluvias que ningún foodie se puede perder.
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Este restaurante en Polanco abre sus puertas desde el desayuno para recibir a los comensales más madrugadores con la mejor taza de café —los proveedores cambian, pero se busca que siempre sean pequeños productores de comunidades cercanas—y platillos tan originales como apapachadores. Por ejemplo, uno de los ‘musts’ del menú de desayunos de Malix es el wrap de vegetales, con muhummara (una pasta de pimiento y nueces originaria de Siria) y salsa estilo ‘gribiche’. Si prefieres algo dulce, puedes pedir el Uttapam, un ‘pancake’ indio hecho con coco, chutney de fruta, dukkah y pistache.
Para la comida y la cena, la cocina de Malix se convierte en una verdadera sala de conciertos orquestada por el chef Madrigal. Aquí la recomendación es pedir todo al centro para probar todo lo que se pueda (y aún así te quedarás con ganas de regresar a terminar de pedir todo lo que quedó pendiente). Para empezar a abrir el apetito para probar el nuevo menú de temporada de este restaurante en Polanco, te recomendamos probar las tostadas de hongos, el bao de pato —un ‘bun’ cocido al vapor relleno de pato braseado y kimchi hecho en casa— y las zanahorias al grill, servidas con nogada de almendra y mango criollo en conserva.
Los platos fuertes de este restaurante en Polanco son un deleite, pues la fusión de sabores crea sinfonías que llegan a la mesa en presentaciones espectaculares, y que se disfrutan hasta la última migaja. No te puedes perder el tamal de coco —hecho a base de maíz chalqueño rojo, curry de cacahuate nixtamalizado, hojas a la parrilla y encurtidos—, ni mucho menos la salchicha —hecha en casa de principio a fin— servida sobre un arroz meloso que desearás pedir para llevar. Otro de los grandes ‘hits’ del menú es el pato, que se marina durante al menos cuatro días y se sirve con mole MALIX, la receta insignia de la casa y uno de los pocos platos que sí regresa cada temporada, aunque reinterpretado según la época del año.
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Irse de Malix sin probar los postres de este menú de temporada debería ser ilegal, sobre todo cuando en la carta existe el choco-hongo. Este plato es tan coqueto y sugerente como el nombre, hecho a base de un cremoso mousse de chocolate con hongos de lluvia en todas sus esplendorosas presentaciones: en polvo, deshidratado e infusionado en miel. ¿El resultado? Un sueño hecho realidad decorado con flores de hinojo que realmente remite a la tierra mojada de los bosques mexicanos durante la temporada de lluvias.
Finalmente, gran parte de la personalidad de este restaurante en Polanco proviene de su propuesta de bebidas. Aquí la mixología —diseñada por el jefe de barra Javier Omar Piñón— sigue la línea del menú de alimentos en cuanto a su fidelidad a los ingredientes y la esencia de cada temporada. El menú es relativamente amplio y contempla cócteles con y sin alcohol. En caso de que prefieras una opción ‘virgen’, te recomendamos pedir un Silvestre —un trago aromatizado con enebro y con tonos frutales—, o bien un Pradera —con eucalipto, jengibre y miel de agave—.
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