Así como el tequila siempre nos remitirá, por antonomasia, a los valles cubiertos de agaves en Jalisco, el whiskey es una bebida que por siglos se ha asociado a las tierras verdes de Irlanda. Este destilado emblemático de la isla esmeralda siembra sus raíces en 1608, cuando el rey James I de Inglaterra —hijo de María Estuardo, sucesor de Elizabeth I—, firmó el primer permiso oficial para abrir una destilería de whiskey a las orillas del Río Bush, en la costa norte de Irlanda. Más de 400 años después, Bushmills continúa posicionándose como una de las mejores marcas del mundo.
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En medio de las tierras verdes y los imponentes acantilados que de cuándo en cuándo se bañan en las tormentas árticas del norte de Gran Bretaña, todavía se alza aquella primera destilería con toda la gloria de sus primeros años. Para los epicúreos amantes del buen beber, una visita a la Destilería Bushmills —la única en Irlanda donde el whiskey se destila, madura y embotella en un mismo sitio— es una parada obligatoria en cualquier viaje por Irlanda. Sin embargo, no hace falta cruzar el Atlántico para probar el líquido que les ha merecido la fama durante todos estos siglos; de hecho, muy probablemente ya conoces sus etiquetas, pero aquí te contamos más sobre el increíble valor detrás de cada botella.
A pesar de que Bushmills maneja alrededor de ocho etiquetas, aquí te platicaremos sobre las cuatro más famosas, empezando por Bushmills Black Bush. Este Premium Blend es el resultado del añejamiento en barricas de jerez, lo cual deriva en un sabor más intenso con notas dulces de miel, caramelo y frutas maduras como el higo y el durazno. Sin embargo, la complejidad del líquido se hace presente en boca, con un final especiado y con notas más bien amaderadas, muy propias del jerez. El maridaje recomendado para esta etiqueta son las pastas, así como las notas ahumadas en pescados y pulpo.
Otra etiqueta extraordinaria y tremendamente versátil es Bushmills 10 —la etiqueta verde más emblemática—, un Single Malt madurado por diez años en barricas de roble blanco americano y jerez. Este whiskey es fresco y presenta notas de miel y malta, con un ligero ‘twist’ de manzana verde y cítricos. Es precisamente esta riqueza de sabores lo que le da un rango de maridaje enorme, pero también lo hace ideal para utilizarse en coctelería, pues aunque suele pensarse que el perfect serve del whiskey es simplemente en las rocas en un vaso Old Fashioned, la realidad es que esta etiqueta es perfecta para combinarse ya que sus notas no pierden presencia.
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La siguiente botella en términos de añejamiento es Bushmills 16, un Irish Single Malt añejado durante 16 años en barricas de roble americano que solían contener bourbon y roble europeo que solía conservar jerez. Los últimos seis meses los pasa en barricas de oporto, lo cual da como resultado un whiskey fascinante con notas dulces, pero también un dejo de frutos rojos y compota de ciruela, para terminar con una nota intensa de madera tostada, chocolate blanco y especias. Precisamente por el cuerpo y complejidad del líquido, es perfecto para acompañar cortes de carne, sobre todo si se cocinan con sal y romero.
Finalmente, Bushmills 21 es un espectacular Single Malt que pasa 19 de sus 21 años de añejamiento en barricas de roble americano ex bourbon y roble europeo ex jerez; a diferencia de Bushmills 16, esta etiqueta pasa los últimos años en barricas de Madeira. El resultado es un un líquido que abre con notas suaves y dulces de maple, compota de fruta y madera, para luego pasar a notas más bien amargas como de chocolate, café y canela, que se fusionan con la textura cremosa y aterciopelada que hacen de esta botella el maridaje perfecto para la hora del postre.
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