El Programa de Pueblos Mágicos de la Secretaría de Turismo contempla más de dos centenas de lugares cuya riqueza histórica, cultural y natural los convierten en tesoros dignos de conocer al menos una vez en la vida. La Ciudad de México tiene el enorme privilegio de encontrarse cerca de muchos de estos destinos, de modo que casi sería posible pasar todos los fines de semana recorriendo estas localidades sin necesidad siquiera de pasar la noche fuera de casa. Esta vez te contamos de Aculco, un Pueblo Mágico en el Estado de México a solo dos horas de la CDMX, considerado Patrimonio de la Humanidad por formar parte del Camino Real de Tierra Adentro, perfecto para pasar el día puebleando, conocer sus cascadas y volver antes de que anochezca.
Al caminar por las calles de Aculco, lo primero que notarás es que aquí la naturaleza y los edificios de piedra y paredes blancas conviven en armonía para contar la historia de lo que hoy es uno de los Pueblos Mágicos más bonitos del Estado de México. Los orígenes de este pueblo se remontan a los primeros años d.C., cuando los Otomíes se asentaron en la zona. Hacia el siglo XIV, los mexicas conquistaron el territorio y le dieron el nombre por el cual lo conocemos hoy, el cual significa ‘lugar donde tuerce el agua’. Sin embargo, no fue sino hasta 1540 que los españoles construyeron aquí la parroquia y convento de San Jerónimo, los cuales se encuentran en el centro de Aculco y se pueden visitar hasta el día de hoy.
Saliendo del Ex Convento de San Jerónimo se encuentra la Plaza Central, cuyos apacibles jardines albergan un kiosco desde el cual se pueden apreciar todos los edificios alrededor de la plaza, incluidos unos pequeños arcos que conducen a un callejón que te lleva hacia el ojo de agua donde hoy se encuentra la alberca municipal, y que culmina en uno de los templos más representativos de Aculco, el Santuario del Señor de Nenthé. Otro de los sitios que no te puedes perder si visitas este Pueblo Mágico muy cerca de la CDMX es la Hacienda La Cofradía, la cual data de principios del siglo XVIII y que cuenta una larga historia que se remonta a la época en la que le perteneció al clero, para luego caer en manos del suegro de Francisco I. Madero, y finalmente convertirse en un sitio que, a pesar de ser propiedad privada, se puede visitar para conocer sus jardines, su capilla repleta de óleos antiguos y los murales del artista Ernesto de Icaza en el patio central.
Por otro lado, Aculco es un Pueblo Mágico ubicado entre montañas, peñas y cascadas, por lo que es el destino ideal para cualquier amante de la aventura y el ecoturismo. Muy cerca se encuentra una de las grandes maravillas del estado del Estado de México, la cascada La Concepción, la cual se encuentra en medio de un árido valle donde se alzan enormes columnas basálticas por las que resbala esta cascada de 25 metros de altura. Aquí se pueden practicar actividades como rappel, senderismo, y bici de montaña. Otra caída de agua popular entre los visitantes es la cascada de Tixhuñú, la cual también cuenta con columnas de basalto un poco más pequeñas, pero donde también se pueden realizar actividades de aventura en la montaña, o simplemente admirar la cascada antes de volver a casa.
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