Desde hace más de 30 años, Starbucks ha colaborado de la mano de caficultores mexicanos en la plantación y cuidados de la marsellesa, una planta de café cultivada en las zonas altas de Chiapas. Esto bajo el fuerte propósito que la empresa americana tiene de inspirar y nutrir el espíritu humano: una persona, una taza y una comunidad a la vez. Además del amor y la pasión que comparten por el café en Chiapas y el excepcional trabajo que hay detrás de la siembra, cosecha y corte de la cereza.
Por ello, viajamos a Chiapas en compañía de Starbucks México para conocer la historia del café en Chiapas. Nuestra travesía comenzó en pleno corazón de San Cristóbal de las Casas y, a partir de ahí nos dirigimos en un viaje por carretera durante aproximadamente dos horas. El destino final fue la comunidad La Merced, una región que forma parte del municipio de Chenalhó. Una vez aquí, nos recibieron los productores y parte del equipo que se dedican a plantar el café en la sierra chiapaneca.
Aquí conocimos a Don Juan, Don Domingo, Esteban y José Antonio, quienes se convirtieron en nuestros guías y nos llevaron a conocer las distintas parcelas y las marsellesas que han sido donadas por Starbucks a lo largo de los años y que ellos han trabajado con orgullo, amor y pasión. Aunado a su conocimiento y expertise en la materia, misma que ha aportado Starbucks a través de asesorías, capacitaciones, fertilizantes y visitas a los campos de cultivo. Durante el recorrido, cada caficultor nos explicó el modelo de su finca, los años de producción y el corte de la cereza roja que se necesita para tener el mejor café en Chiapas.
Una de las principales características del café en Chiapas es que este se cultiva en la sierra a una altura de 800 metros sobre el nivel del mar, produciendo así uno de los mejores cafés en todo el mundo. Un ejemplo de ello es la parcela de José Antonio, una finca modelo que se caracteriza por producirse bajo la sombra forestal y, por tanto, asociada a la conservación del medio ambiente. Esto le vale un excelente nivel de producción–de dos a tres años–, luego de 12 meses se remueve la plata vieja para plantar una nueva y de esta manera preservar los altos estándares del café en Chiapas.
También nos explicaron sobre el programa Prácticas C.A.F.E., que nació en Chiapas en 2004, en donde Starbucks dispone de una serie de lineamientos y criterios sociales, ambientales y económicos integrales que, si se aplican, sustentan y fortalecen a las comunidades que cultivan el café en Chiapas, al tiempo que preservan los estándares de alta calidad de Starbucks. Nuestra siguiente parada fue en el Centro de Apoyo al Productor en San Cristóbal de las Casas, donde agrónomos expertos trabajan de la mano con las y los caficultores, compartiendo herramientas e información para ayudarles a incrementar su productividad y la calidad del café de sus fincas, con vistas a mejorar sus medios de subsistencia.
Finalmente nos explicaron sobre el programa ‘Todos Sembramos Café’, el cual se creó en 2014 en México, como respuesta a la caída de la producción cafetalera a causa de un hongo llamado roya que ataca a las plantas de café en Chiapas. El objetivo de este programa es apoyar a los caficultores a sustituir sus cultivos enfermos, a través de donaciones de plantas de café resistentes a este hongo. Posteriormente este proyecto se amplió a los estados de Oaxaca, Puebla y Veracruz. Estos esfuerzos forman parte de la aspiración de Starbucks de transformarse a lo largo de varias décadas, en una empresa con un impacto positivo en los recursos, reducir la huella de carbono y desperdicios y el agua a un 50 % para el 20230.