La CDMX es una de las ciudades con más museos en todo el mundo, por lo que no es sorpresa que algunos de ellos oculten verdaderas joyas culturales que pocos conocen. Tal es el caso del Museo Nacional de Antropología, que no solo se presume como el museo más grande de todo México, sino que también alberga rinconcitos poco accesibles que aseguran una verdadera sorpresa para quien lo encuentre. Uno de ellos es su Sala Gastronómica, y aquí te contamos por qué debes conocerla.
Sin duda alguna, el Museo Nacional de Antropología es uno de los recintos más importantes en todo México, albergando la increíble herencia cultural y arqueológica del país, mediante un recorrido que abarca desde las culturas prehispánicas hasta la actualidad. Quien haya tenido la suerte de visitarlo no solo sabrá sobre la historia que inunda cada una de sus salas, sino también sobre lo fácil que es perderse en su espacio y descubrir nuevos rincones en cada visita.
Para quienes, además de querer aprender sobre el patrimonio arqueológico de México, también busquen descubrir un poco más sobre la cocina milenaria, entonces la Sala Gastronómica será parada imperdible. Se trata del restaurante perteneciente al Museo Nacional de Antropología, ofreciendo un exquisito recorrido gastronómico desde el pasado hasta el presente de la cultura mexicana.
El que lleve el nombre de sala anticipa el carácter investigativo detrás de cada uno de sus platos, que a su vez se rigen por un cariño hacia las tradiciones mexicanas y muestran extensamente el valor de los ingredientes y sabores nacionales. Es perfecto para disfrutar desayunos y cenas después de recorrer el museo, y se complementa de un agradable espacio tan tradicional como su menú, lleno de detalles históricos que no pueden pasarse por alto.
Este restaurante en el Museo de Antropología cuenta con todo tipo de antojitos, sopas y ensaladas para comenzar, al igual que una selección de especialidades divididas de acuerdo a su región de origen. Encontrarás su cazuela de chilorio –Baja–, su pulpo zarandeado acompañado de salsa de quelites –Pacífico–, su pollo con mole negro oaxaqueño –sur–, y su cochinita pibil con salsa xnipec –Península Maya–. Cualquiera será opción perfecta para disfrutar una comida espectacular y adentrarse de lleno en el recorrido cultural; en caso de buscar una visita más casual, la Sala Gastronómica igual cuenta con un cafecito muy encantador que vale la pena conocer.