Una de las mayores ventajas de vivir en la CDMX es que la oferta gastronómica es constante y evolutiva. Hay una gran variedad de cocinas y platos internacionales que nos permiten conocer otros rincones del mundo, sin siquiera haber salido de casa, pero que con tan solo una mordida te permiten adentrarte en otras culturas. Tal como sucede con El Jamil, un restaurante libanés en la Condesa que hasta la fecha es considerado uno de los mejores spots de cocina de oriente en nuestro país.
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El Jamil no es un restaurante nuevo, pero sí uno de los más longevos y de permanencia en la capital mexicana. Su concepto surgió hace 18 años, cuando Mohamed Bader –propietario–, abrió este restaurante libanés en pleno corazón de la colonia Condesa. Esto con la intención de llevarle al comensal mexicano y quizás, a uno que otro residente nostálgico de oriente, la oportunidad de probar platos tradicionales de dicha gastronomía sin salir de la CDMX.
Desde sus inicios, este restaurante se convirtió en un punto de encuentro para disfrutar de platos frescos, ricos en nutrientes y bajos en grasa. Pues se sabe que la cocina libanesa tiene una de las dietas más equilibradas, ya que sus platos se basan en vegetales frescos, granos integrales, proteínas magras y especias. Esto dio como resultado que El Jamil trajera platos exquisitos e icónicos como lo es el hummus y el jocoque seco con aceite de oliva y pan de pita para acompañar.
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Lo anterior se complementa a la perfección con el tabulé –una ensalada de perejil, hierbabuena, trigo bulgur, cebolla y limón– una opción fresca para los días de calor, así como el chorizo libanés, kepe bola y el warakarish –hojas de parra rellenas–. No hay que olvidar los ricos tacos árabes y la kafta mishwieh –carne de res con perejil y cebolla. Todo cerrado con broche de oro con sus ricos postres, como los dedos de novia, mamul –galleta rellena de nuez o dátiles espolvoreados con azúcar glass– y el famoso café turco. Para acompañar los platos, hay cervezas, cócteles y vinos.
Cabe destacar que este restaurante libanés está ubicado en una de las esquinitas más bonitas de la Condesa y en una de las calles más emblemáticas, como lo es Ámsterdam. A lo lejos se puede ver a los comensales disfrutar de los platos típicos, ya sea en su terraza banquetera o en el interior del restaurante, especialmente los miércoles, cuando el spot parece alcanzar su punto máximo de concurrencia.
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