Tzin-tzun-tzan, no se dice fácil pero este pueblito mágico de Michoacán es difícil de olvidar, ubicado a las orillas del lago Pátzcuaro y a tan solo una hora de Morelia, la capital del estado. Todo aquel que lo visita puede disfrutar de su legado prehispánico que se mantiene intacto, visible en sus zonas arqueológicas como el Centro Ceremonial Las Yácatas, una antigua ciudad purépecha escondida en medio del bosque. O en su convento de Santa Ana, un edificio de estilo barroco que conserva grabados y murales prehispánicos, pero basta con caminar por sus calles empedradas y admirar sus casitas blancas con tejados de madera, como sacadas de un cuento, para enamorarse de este sitio.
El lugar ofrece a visitantes y locales una exquisita cocina tradicional proveniente de su legado purépecha con distintas opciones para todo tipo de gustos, desde charales, pescado blanco, tilapia, hasta las típicas carnitas de Michoacán y, por supuesto, un platillo imperdible: las corundas. Originarias de Tzintzuntzan, que si no has probado, este es el mejor lugar para hacerlo. Están hechas con masa de maíz blanca, mezclada y batida con manteca de cerdo, leche o agua y sal, selladas y envueltas con hoja de caña de maíz.
¿Son tamales?
Son una variante del tamal, pero su forma triangular es lo que las hace especiales. Las más tradicionales, incluso, llegan a parecer estrellas con cinco o seis puntas. En purépecha se les conoce como ‘khurhúnda’, que significa tamal. Se dice que este platillo se le servía a los príncipes purépechas y por esta razón fueron conocidas mucho tiempo como ‘panecillos de palacio’. Actualmente se sirven bañadas de salsa verde o roja, queso cotija o añejo y, a veces, crema ácida y rajas de chile poblano o chilaca, y en algunos lugares se acompañan con frijoles. Tiene un curioso sabor ahumado por su proceso de elaboración, ya que la masa se prepara a partir de la nixtamalización, una técnica milenaria que consiste en neutralizar la acidez del grano de maíz, reposar, enjuagar y moler.
¿Cuál es su secreto?
El secreto de estas delicias radica en su masa, ya que a diferencia de las tortillas, tiene que estar ‘menos molida’ para que las corundas se puedan inflar, de igual forma debe quedar porosa para que se cocine de manera uniforme, y al degustar se perciba la infusión de la masa y la manteca de cerdo. Una característica inconfundible de las corundas es su forma triangular, que se logra cuando se pone un poco de masa en uno de los extremos de la hoja y se va enrollando en forma de triángulo, simplemente para evitar que la masa se salga cuando se está cociendo. Puedes acompañar este manjar prehispánico con un delicioso atole tradicional.
¿Dónde hospedarse en Tzintzuntzan?
Como se trata de un lugar que no es fácil de explorar en un solo día, te sugerimos hospedarte en uno de los hoteles más hermosos cerca de este destino. Ubicado en Pátzcuaro, la Mansión de los Sueños es el hospedaje que lo tiene todo. Un espacio con una arquitectura y encanto del México virreinal con instalaciones acogedoras en donde cada rincón se muestra fiel a la cultura michoacana. Su ubicación, en el centro de Pátzcuaro, te permitirá mover fácilmente a cualquier punto que desees visitar.