Hay Pueblos Mágicos que deben su encanto a la arquitectura, la historia o las tradiciones… pero luego está Aquismón, cuya magia nace directamente de la naturaleza. Ubicado en la exuberante región de la Huasteca potosina, este rincón de San Luis Potosí posee el don del agua, por donde mires hay ríos, cascadas, sótanos y cavernas que te dejan sin aliento. Por todo esto, el Pueblo Mágico de Aquismón se ha convertido en la meca para los amantes del ecoturismo y los deportes de aventura. Aquí puedes hacer kayak, rapel, escalada o simplemente dejarte maravillar por la fuerza del entorno. Su nombre, que en huasteco significa ‘árbol al pie de un pozo’, es una pista de la belleza que guarda este lugar. Así que si lo tuyo es conectar con lo verde, lo salvaje y lo espectacular, sigue leyendo para descubrir todo lo que puedes encontrar en este paraíso natural.


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La Cascada de Tamul y el Río Tampaón: maravillas acuáticas de Aquismón
Cuando buscas Aquismón, lo primero que salta a la vista es su joya natural más famosa: la imponente Cascada de Tamul. Ubicada a unos 40 kilómetros del pueblo, esta maravilla se desploma desde 105 metros de altura sobre el río Santa María, cuyas aguas turquesas le dan un brillo hipnótico. La forma más popular de llegar es a bordo de una panga, una balsa tradicional de madera, que navega entre cañones estrechos de paredes rojizas hasta llegar al salto de agua más alto de todo San Luis Potosí. En la zona también se puede nadar, acampar, hacer senderismo, ciclismo, rapel y más. Muy cerca de ahí está otro imperdible: el Río Tampaón, famoso por su increíble tono azul turquesa, rodeado de formaciones de piedra caliza y vegetación frondosa. Aquí puedes nadar, remar mientras ves parvadas de pericos volando entre los árboles, practicar rafting o explorar sus cuatro cañones. También puedes visitar la Cueva del Agua, una fosa natural de más de ocho metros de profundidad, perfecta para clavados, fotos épicas o simplemente flotar en absoluta paz.


Abismos y cuevas que quitan el aliento en el Pueblo Mágico de Aquismón
Otra parada imperdible en Aquismón es el impresionante Sótano de las Golondrinas, un abismo natural formado por millones de años de erosión del agua. Tiene una profundidad de 512 metros y es considerado uno de los hoyos verticales más grandes del mundo. Este enorme agujero es un verdadero santuario para distintas especies de aves, especialmente los vencejos, comúnmente confundidos con golondrinas –de ahí el nombre del lugar–, además de loros, cotorras de cueva y murciélagos. Muy cerca, puedes visitar también el Sótano de las Huahuas, otro espectáculo natural que, además de su belleza, tiene un profundo significado ceremonial para la comunidad Tének. Aquí habitan las guacamayas verdes y el recorrido incluye una caminata de tres kilómetros por el bosque, donde el canto de las aves y la sombra de los árboles te acompañan todo el camino. Y si quieres seguir explorando, a menos de 20 minutos del Pueblo Mágico de Aquismón están las Cuevas de Mantetzulel, escondidas entre la selva. Ahí te esperan tres cuevas con increíbles formaciones de piedra que parecen tomar forma de águilas, tortugas o cualquier figura que tu imaginación logre ver. Es un lugar perfecto para quienes aman el excursionismo y la aventura en plena naturaleza.


Más allá de la naturaleza, el alma cultural de Aquismón
Pero un Pueblo Mágico también se vive en su centro, en sus plazas, su iglesia y su gente y Aquismón no es la excepción. Además de su riqueza natural, este lugar tiene una identidad cultural muy especial. Puedes empezar por visitar la Iglesia de San Miguel Arcángel, construida sobre un antiguo basamento huasteco, donde se aprecian detalles de influencia árabe que la hacen única. La mayoría de sus habitantes pertenecen al pueblo Tének, y es común escuchar su lengua en las calles. En el Mercado de La Mora verás a muchas mujeres bordando con orgullo sus textiles tradicionales, llenos de color y simbolismo. Ahí mismo puedes comprar café de la región, vainilla, piloncillo y artesanías hechas a mano. Y claro, no puedes irte sin probar los sabores típicos de la Huasteca: bocoles de res –tortillitas gruesas de masa–, enchiladas huastecas, y el famoso zacahuil, un enorme tamal tradicional que es toda una fiesta por sí solo. Para acompañar, puedes pedir un vino de frutas local, un atole de ajonjolí, o un buen pozol si buscas algo refrescante y con energía. Aquismón tiene alma, tiene historia, y sí: esa magia que se siente en sus paisajes y en el corazón del pueblo.


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