Puede que aún no sea un Pueblo Mágico, pero La Manzanilla de la Paz ya lo es en esencia. Es uno de esos pueblitos llenos de postales: calles empedradas y tranquilas, neblina por las mañanas, casitas con fachadas similares que le dan una armonía especial, montañas que la rodean y una comunidad que protege su identidad con orgullo. Este rincón del sur de Jalisco, que colinda con Michoacán y está a solo dos horas de Guadalajara, sigue siendo un secreto bien guardado. A pesar de no estar en los reflectores turísticos, quienes lo visitan se preguntan cómo es que no es más conocido, pero ese es justamente parte del encanto. Lo mismo pasa con lo que ya leías en el título: aquí no hay tiendas Oxxo y esa pequeña gran diferencia le da un aire muy especial que hace que den aún más ganas de conocerlo.


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Sin Oxxos y con mucha identidad: así cuida La Manzanilla su esencia
Sí, es cierto, en La Manzanilla de la Paz no hay Oxxos. No porque estén prohibidos como tal, sino porque desde hace algunos años la comunidad se ha resistido a su llegada. Prefieren conservar el comercio local y sus tradiciones, y eso se nota en cada rincón. Pues uno de los grandes orgullos de La Manzanilla es su arquitectura: cerca del 90% de las casas y locales conservan la misma fachada, con muros de adobe, pilares de madera, techos de teja y una paleta de colores que se repite en todo el pueblo, creando una armonía visual que salta a la vista. Las calles empedradas tienen andadores con bancas para descansar; están limpias y bien cuidadas. Incluso las banquetas lucen grandes macetas que suman encanto al recorrido. Y aunque no recibe tantos visitantes, quizá se deba a que muy cerca está Mazamitla, el famoso Pueblo Mágico que suele llevarse toda la atención. Pero justamente por eso, La Manzanilla de la Paz conserva algo que hoy en día vale oro: tranquilidad, belleza y calles sin aglomeraciones.


Qué ver en La Manzanilla de la Paz: cultura, gastronomía y tradición en su plaza
Además de perderte en su bonita fachada, La Manzanilla de la Paz tiene varios lugares que no te puedes perder. Uno de ellos es la iglesia del pueblo, el Templo de San Miguel Arcángel, una joya construida en cantera y mármol que destaca en el centro de la plaza principal. Justo ahí, en medio de la plaza, encontrarás un kiosco y un memorial dedicado a los fundadores del pueblo, el lugar perfecto para disfrutar de la paz y belleza que caracteriza a esta comunidad. Alrededor de la plaza, los portales te invitan a probar la cocina local en los restaurantes y a explorar tiendas de artesanías, donde puedes encontrar desde servilletas y manteles hasta vestidos bordados y tejidos a mano. También está el Hotel La Vieja Casona, uno de los más antiguos y famosos del pueblo, con su preciosa fachada colonial, jardines y habitaciones rústicas que completan la atmósfera del lugar.


La Presa El Chiflón, la joya natural en este pueblito secreto de Jalisco
Otra de las joyas de La Manzanilla de la Paz es la Presa El Chiflón, un lugar rodeado de naturaleza que transmite una calma absoluta. Es ideal para desconectarse un rato, practicar pesca, dar un paseo en bote o simplemente sentarse a contemplar el paisaje. Si guardas silencio, lo único que escucharás es el canto de los pájaros y el chiflido del viento entre los árboles —de ahí su nombre. Además de su belleza natural, la presa cuenta con una buena infraestructura: un malecón que la rodea, restaurantes, hoteles y cabañitas con mesas y sillas perfectas para una carnita asada en grupo. Uno de los lugares más recomendados para comer es el restaurante Marbella, justo a la orilla del agua, donde puedes disfrutar de una tarde tranquila con vista a la presa y al paisaje que hace tan especial este rincón jalisciense. Ya sea que estés de paso o buscando un lugar con encanto para desconectarte unos días, La Manzanilla de la Paz promete sorprenderte con su belleza y tranquilidad. No dejes pasar la oportunidad de conocerlo.


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