Arte rupestre en las nuevas etiquetas del vino blanco que tienes que probar este septiembre

En el mundo del vino, el diseño de una etiqueta va más allá de su función decorativa, pues también sirve para reflejar la esencia, la historia y la calidad del contenido en la botella. Esto es precisamente lo que han logrado los vinos blancos de Emilio Moro con sus nuevas etiquetas. En lugar de sus anteriores diseños coloridos, la marca ha optado por un enfoque minimalista que fusiona tradición y modernidad. Esta renovación se inspira en una fascinante búsqueda de los orígenes de sus viñedos en El Bierzo, España. Pues cerca de sus bodegas se encuentra La Cueva del Moro, una cueva famosa por sus pinturas rupestres

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Un diseño con enfoque minimalista que fusiona tradición y modernidad. Foto: Cortesía

En un tributo a esta conexión ancestral y a su propia herencia familiar, Emilio Moro ha incorporado estos antiguos símbolos en sus etiquetas, ofreciendo así una representación visual que rinde homenaje a sus raíces históricas y culturales. El diseño elegante de las etiquetas también destaca por su predominante color blanco, que sugiere frescura y pureza. Los vinos blancos de Emilio Moro: Polvorete, El Zarzal y La Revelía, elaborados con la prestigiosa uva godello, se distinguen por su frescura, delicadeza y perfil aromático excepcional. Para diferenciarlos, cada botella presenta una simbología específica derivada del arte rupestre, a continuación exploraremos el significado de estas imágenes y sus características más especiales. 

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Arte rupestre en las nuevas etiquetas de vino blanco Emilio Moro. Foto: Cortesía

Polvorete

En la etiqueta del Polvorete, destaca una figura en color amarillo, que representa a los trabajadores de tiempos antiguos. Este símbolo refleja el carácter alegre, juvenil y divertido del vino, que es fácil de disfrutar. El Polvorete se fermenta a temperatura controlada en depósitos de acero inoxidable, resultando en un vino de color amarillo pajizo brillante. En nariz, presenta una base de frutas blancas con toques cítricos que aportan frescura. Aunque es un vino joven, ofrece matices de crianza sobre lías y una ligera mineralidad. En boca, logra un gran equilibrio entre acidez y cuerpo, dejando un recuerdo refrescante y agradable tras el primer sorbo. Por ser un vino joven que no pasa tiempo en barrica es ideal para aperitivos. 

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Vino blanco Polvorete. Foto: Cortesía

El Zarzal

En el Zarzal, la pintura rupestre que destaca es la figura de un sol en color verde, simbolizando la importancia de este recurso para la cosecha y la vida en general. Este vino expresa de manera clara y definida las características de la uva godello. El Zarzal se fermenta a temperatura controlada en depósitos de acero inoxidable y luego se cría sobre lías en fudres de roble francés. En vista, presenta un color amarillo pajizo, y en nariz sorprende con su expresividad y complejidad: notas de fruta blanca del godello, matices de flores secas, y una mineralidad que recuerda a las grandes añadas. En boca, el equilibrio entre la acidez natural de la uva y la untuosidad que aportan las lías es notable. Gracias a su crianza en barrica, es un vino ideal para acompañar comidas más sustanciosas, como tacos al pastor o sopes de chicharrón.

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Vino blanco El Zarzal. Foto: Cortesía

La Revelía

En la etiqueta de La Revelía, destaca una pintura rupestre en color rojo que muestra a una persona bailando, simbolizando la fiesta, la alegría y la buena compañía. Este diseño refleja lo que Bodegas Emilio Moro considera el verdadero carácter de la godello: una combinación de complejidad, intensidad y finura en una personalidad única. La Revelía es un vino de alta gama, elaborado con jugo de la parte más alta del valle y envejecido en barrica de roble francés durante 9 meses. Su color amarillo pajizo con reflejos juveniles indica un gran potencial de envejecimiento. En nariz, predominan las notas de frutas blancas, y al evolucionar en la copa, el vino desarrolla una mayor intensidad y complejidad, con matices de flores blancas, frutos secos y una mineralidad sutil que aporta personalidad. En boca, es intenso y equilibrado, con un postgusto largo y persistente, ideal para acompañar platos con sabores intensos, como mariscos y paella.

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Vino blanco La Revelía. Foto: Cortesía