Ni los viajeros más curiosos ni los mexicanos más tragones hemos logrado conocer todas las cantinas, puestos, antojitos, mercados y garnachas que ofrece este gordo país. Necesitaríamos toda una vida sin interrupciones para lograrlo. Pero esa fue justo la inquietud de Juan Carlos Fortés, un emprendedor curioso y apasionado por la cocina mexicana, para abrir Barra Lupe, un lugar inspirado en las cantinas y mercados tradicionales que busca concentrar lo que implicaría recorrer medio país: garnachas del centro, antojitos del sur, tacos del norte y bebidas que viajan por todos los estados. Cada trago cuenta una historia, evoca una plaza, una botana, un recuerdo o hasta una canción. Abrió sus puertas hace unos meses y fuimos a conocerlo. Más que nada, nos sentimos como en una ‘cantina del futuro’, un espacio con mucho sabor, alma y un gran concepto que se nota en cada detalle.



Barra Lupe: un rincón que sabe y se siente a México
Todo aquí grita México. Empezando por el nombre: Barra Lupe. ‘Barra’ por la gran estructura de acero que protagoniza el espacio, y ‘Lupe’ porque es tan mexicano; todos conocemos a alguna. Al entrar, el lugar se siente vivo, con un salón principal de doble altura. La música lo vuelve guapachoso y el piso de cemento recuerda al de los mercados. Las mesas y sillas de madera evocan las cantinas clásicas, mientras las paredes forradas de azulejos –algunos con cartas de la Lotería– y rótulos pintados a mano te sacan una sonrisa.


En los estantes aparecen guiños al folclor mexicano: luchadores, el Chavo del 8, caguamas, combis, cómics, Duvalines… Si eres de los que disfruta mirar detalles, aquí encontrarás mil referencias del México lindo y querido. Hasta los portavasos tienen su encanto, con rostros de Juan Gabriel, Chalino Sánchez o Salma Hayek comiendo un taco. Y sí, hasta el baño merece una visita, con las paredes tapizadas de carteles de sonideros y merch colgada, igualito que en un tianguis. Todo convive entre lo popular y lo industrial, lo clásico y lo moderno.


El menú de Barra Lupe
Una vez que elijas tu asiento –porque el lugar es amplio y tiene varios rincones–, llega el momento de ver el menú: extenso, variado y lleno de antojitos. La idea es clara, aquí se viene a probar un poquito de todo. Está dividido en Entradas, Barra Fría, Sopas, Tacos, Extras y Postres, con el maíz como protagonista, que se nixtamaliza, muele y cocina en un comal abierto. Para que decidas con calma, La Lupe te recibe con un antojito de cortesía del comal: puede ser una chalupita o un tlacoyo para ir abriendo boca. En las entradas hay joyas como gorditas, huaraches, pambazos, tetelas o tlayudas en porciones pequeñas, ideales para compartir.


En la Barra Fría se asoman los sabores del Pacífico con opciones como el aguachile rojo de camarón o el ceviche Acapulco con pesca del día. Entre las sopas están el clásico caldo de camarón, el fideo seco o el consomé de birria; y en los tacos, un verdadero recorrido nacional: de carnitas, diezmillo al carbón, lengua, chorizo con cecina, birria o pesca del día. También hay platos fuertes como el chamorro cantinero con adobo de chile colorado, el medio pollo estilo Sinaloa o los rollos de cecina. Y para cerrar con un toque dulce y reconfortante, hay buñuelos, tarta de mamey, flan cremoso o sorbetes de temporada. Aquí se viene con hambre y sin prisas.



Cócteles creativos que reinventan la tradición
Al igual que la comida, los cócteles buscan llevarte en un recorrido por México a través de destilados, frutas y fermentos. La carta incluye nueve cócteles y tres mocktails de recetas originales y divertidas, creadas por la reconocida bartender Claudia Cabrera –conocida por su cóctel bar Kaito del Valle, uno de los mejores de América–, donde se nota la creatividad y el sabor de mezclas inusuales, muy a su estilo. Claudia se inspiró en la cultura cantinera y el ingenio mexicano para reinterpretar tragos icónicos como La Batanga, originaria de Tequila, Jalisco.


Entre los imperdibles está el Guayabo, un spritz muy mexicano con charanda, Uruapan Azul, Aperol, prosecco, guayaba, laurel y bitters de hierbas; el Hasta ver la Cruz, con mezcal de la casa, Chartreuse, hoja santa, leche, limón, piña, miel de agave y milk punch; o el Niña Fresa, con raicilla, helado de vainilla, fresa, Aperol, limón, pimienta y milk punch. Y si te quieres sorprender o andas crudo, el Mary del Desierto combina Bacanora, jitomate, limón, salsas negras, caldo de res, encurtidos y aceite de chiltepín; se siente casi como beber un caldo. Estos son solo algunos ejemplos, pero toda la carta es un despliegue de creatividad y dedicación. Con la fusión de gastronomía garnachosa, coctelería contemporánea y un diseño de cantina moderno, Barra Lupe logra lo que pocas: hacernos sentir en una cantina del futuro, un lugar que reinventa la tradición.
Dirección: Orizaba 154, Roma Norte, Cuauhtémoc
Página: @barralupemx


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