Cuando se trata de hospedajes exclusivos, sabemos que no solo se trata de dónde duermes, sino de cómo lo haces. La iluminación, la decoración, la gastronomía, el servicio y la propuesta sensorial detrás de cada elemento: los detalles lo son todo. Con esto en mente, Campera propone una forma totalmente revolucionaria de dormir bajo las estrellas, sin sacrificar ni la comodidad ni la inmersión absoluta en los paisajes del Valle de Guadalupe.
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Aunque podría parecer una forma remasterizada del camping, la realidad es que detrás de las ‘burbujas’ se esconde el trabajo de un grupo de arquitectos y diseñadores, con el objetivo de crear un espacio cómodo y acogedor para recibir a los huéspedes en el corazón de este viñedo, y a la vez generar el menor impacto ambiental y visual. De este modo, las burbujas están hechas 100% con plásticos reciclables y pueden montarse y desmontarse sin deteriorar gravemente los suelos. Todos los muebles —incluyendo la cama king size con todo y dosel, los burós, las lámparas, las sillas y las mesas— fueron diseñados para amoldarse a estos espacios.
Pero el verdadero protagonista de la decoración es el paisaje. Y es que basta con abrir los ojos para darse cuenta de que las vistas del viñedo Docepiedras no le piden nada al diseño de interiores de muchos hoteles de la zona. Por si fuera poco, al caer la noche el cielo se llena de estrellas que te robarán el aliento.
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Obviamente, en esta experiencia no pueden faltar el vino y la buena comida. El restaurante DOCE, a cargo del chef Rafael Magaña, ofrece comida regional preparada a base de ingredientes locales y, por supuesto, maridado con los vinos del propio viñedo. El menú se actualiza una vez al mes, por lo que cada visita promete ser única. La terraza sigue la propuesta de las burbujas, acompañando cada comida con los paisajes del viñedo.
¡Viajen, disfruten y compartan!