Las celebraciones del Día de Muertos son sin duda algunas de las más importantes de todo el calendario festivo de la cultura mexicana. En estas fechas, podemos ver el sincretismo de creencias que vienen desde tiempos prehispánicos, muchas veces adaptados a la religión católica que se extendió por el territorio después de la Conquista. Como suele suceder, esta tradición se ramificó y adoptó expresiones variadísimas en distintos puntos del país, pero el común denominador es la convicción de que la muerte no nos separa definitivamente de nuestros seres queridos, y que la nostalgia puede convivir con la fiesta. Aquí te dejamos seis pueblos en México donde las celebraciones del Día de Muertos se viven con toda la pasión y autenticidad.
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Villa de Etla, Oaxaca
A solo 15 kilómetros de la Ciudad de Oaxaca, Villa de Etla es uno de los pueblos con celebraciones del Día de Muertos por todo lo alto con la tradicional ‘Muerteada’, una representación teatral en la que un fallecido vuelve a la vida con ayuda de distintos personajes que en total conforman una escena en la que participan alrededor de 30 actores. Esta celebración es una tradición que inició hace 80 años, y pone particular atención en el uso de trajes típicos, así como la oferta de varios productos de temporada de la región, como el pan de muerto —que en Oaxaca es un pan de yema—, el pan amarillo, chocolate y flores de cempasúchil.
San Andrés Mixquic, Ciudad de México
El barrio de San Andrés Mixquic es uno de los siete pueblos originarios de Tláhuac, y uno de los 21 Barrios Mágicos de la CDMX. A pesar de que la mancha urbana de la capital ha absorbido al pueblo, sus habitantes mantienen vivas sus tradiciones, especialmente las celebraciones del Día de Muertos. Aunque los preparativos para estas fiestas empiezan desde varios días antes, la noche del 2 de noviembre se lleva a cabo la tradicional ‘Alumbrada’, la cual consiste en cubrir las tumbas de los muertos con flor de cempasúchil, velas, incienso y comida, para guiar a las ánimas en su camino de regreso. A pesar de que es una fecha llena de nostalgia y remembranza, también abundan la música y los ‘antojitos’ callejeros para recordarnos que estos días son de fiesta.
Pátzcuaro, Michoacán
Fundado en el año 1300 por los antiguos purépechas —conocidos también como tarascos—, Pátzcuaro es uno de los pueblos en los que hasta el día de hoy se llevan a cabo las celebraciones del Día de Muertos más auténticas y maravillosas. De hecho, estas festividades han sido reconocidas como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO, y se distingue por conservar una de las expresiones culturales más antiguas de México. Las celebraciones comienzan con la danza de los pescadores en el Lago de Pátzcuaro, donde los pescadores salen en sus lanchas alumbradas con veladoras cuando el cielo aún está oscuro cazan el pato con una lanza para cocinarlo y comerlo durante la madrugada del dos de noviembre.
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Tochimilco, Puebla
En el estado de Puebla hay varios pueblos en los que las celebraciones de Día de Muertos se toman con absoluta seriedad, llenando las casas con las ofrendas más bonitas y llenas de significado. Sin embargo, lugares como Tochimilco han buscado abrir sus puertas para recibir a los viajeros interesados en aprender más sobre esta tradición, y desde hace años realizan las famosas ofrendas monumentales que conservan la antigua forma artesanal con papel picado de colores y figuras de cartoncillo. La particularidad de las ofrendas de Tochimilco es que están divididas en tres niveles que representan el cielo, la tierra y el purgatorio.
Malinalco, Estado de México
El Pueblo Mágico de Malinalco es otro el Día de Muertos con una tradición muy íntima y conmovedora, pues aquí se abren las puertas de los hogares entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre, con actividades y oficios diarios para recordar a los ‘Nuevos Difuntos’. Y es que aunque estas son fechas para recordar a todos nuestros seres queridos, esta celebración se enfoca específicamente en aquellos que murieron en el último año. Como es costumbre, los vecinos y viajeros pueden visitar las casas, ver los altares y comer pan y chocolate de forma gratuita, a cambio de simplemente regalar velas largas a las familias para alumbrar el camino de las almas que regresarán la noche del 2 de noviembre.
Xilitla, San Luis Potosí
En la Huasteca Potosina se celebra hasta el día de hoy el Xantolo, una festividad que muestra el sincretismo que fusiona las creencias de los pueblos originarios y las del cristianismo, y que hace algunos años se convirtió en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Uno de los mejores lugares para ser partícipe de esta celebración de Día de Muertos es Xilitla, pues aquí se pueden contemplar majestuosos altares, así como degustar platillos y bebidas tradicionales. Lo más interesante es que se trata de una celebración doble, pues al mismo tiempo que se vive la visita de los muertos al reino de los vivos, se reinicia el ciclo anual del maíz, propiciando el tiempo se cosechas.