La península de Baja California es uno de esos destinos a los que valdría la pena dedicarle más de un viaje. Desde los excelsos vinos del Valle de Guadalupe hasta las playas más exclusivas en Los Cabos, este territorio está atravesado por increíbles paisajes naturales, una gran tradición culinaria, un enorme mercado de lujo y una historia fascinante. Ubicado a solo unas horas en auto de la frontera con Estados Unidos, Ensenada es una ciudad costera que conserva una atmósfera vibrante y auténtica, y que sigue guardando secretos como el del Centro Cultural Riviera, cuyo edificio tiene casi cien años y fue el primer hotel de Ensenada.
Hotel Playa
Debido a su cercanía con la frontera con Estados Unidos, la península de Baja California ha sido siempre un destino turístico atractivo entre la comunidad estadounidense del suroeste. Tras un par de años en obra, el Hotel Playa abrió sus puertas el 31 de octubre de 1930 con bombo y platillo en una opulenta fiesta inaugural en plena noche de Halloween. Este hotel-casino resultó un destino conveniente sobre todo para escapar de la rígida ley seca en EUA, y aunque sus años de operación fueron pocos, el edificio sigue en pie y todavía se puede visitar, pues se ha convertido en un espacio público y opera desde hace años bajo el nombre de Centro Cultural Riviera de Ensenada.
Aunque el propósito del recinto ha cambiado, todavía podemos ver el esplendor de antaño del edificio original. Con su estilo californiano, el Hotel Playa no escatimaba en gastos para procurar una atmósfera opulenta y exclusiva. Los detalles fueron clave para construir la identidad del hotel, como los vitrales de estilo italiano, los candiles de filigrana, las farolas españolas de vidrio biselado, los mosaicos, el mobiliario importado, las alfombras persas y los biombos de China.
El primer golpe financiero para el Hotel Playa llegó en 1933, cuando se levantó la Prohibición en Estados Unidos. Posteriormente, en 1938, en México se prohibieron los juegos de azar, dificultando aún más la operación del hotel. Después de que el hotel cerrara sus puertas al poco tiempo, el ejército utilizó el edificio como cuartel militar durante la Segunda Guerra Mundial, apostados en la costa del Pacífico para defender la zona en caso de un posible ataque por parte de las tropas japonesas. Al finalizar el conflicto, el edificio volvió a convertirse en hotel, esta vez bajo el nombre de Hotel Riviera del Pacífico.
Los enormes salones llenos de simbología
Hoy en día, los pasillos del Centro Cultural Riviera en Ensenada están llenos de vida con las actividades turísticas y culturales que se organizan ahí. No obstante, al recorrerlos vacíos, los salones del antiguo Hotel Playa todavía vibran con el esplendor de sus primeros años. El primer espacio al que se puede acceder es el Salón Catedral, el cual conserva sus dimensiones amplias, su techo de cedro y sus grandes candiles.
De ahí, tras pasar por un pequeño cuarto octogonal con cuatro espejos colocados en pares uno frente a otro, llegamos al Salón Casino. Este también tiene una forma octogonal, coronado con una enorme cúpula de madera con pinturas de distintos personajes —entre ellos, el diablo—, y un gran candil de filigrana traído en partes desde España y ensamblado dentro de la misma habitación hace casi cien años. Si te fijas bien, en los muros hay pequeñas mirillas que se utilizaban para vigilar que los jugadores no incurrieran en trampas.
El Bar Andaluz
En un tenor un poco menos tétrico, resulta que la historia del Centro Cultural Riviera se destaca también por hacer una de las mayores aportaciones a la coctelería mexicana: la margarita. Gran parte de la decoración del bar nos remite a los años más espléndidos del hotel, sobre todo el gran mural del dios Baco, el cual representaba muchos de los excesos que se vivieron en el Hotel Playa durante la época de la Prohibición. No obstante, el invento de la margarita sucedería años después, cuando el recinto ya no se llamaba Hotel Playa, sino Hotel Riviera del Pacífico.
Cuenta la leyenda que fue el bartender David Negrete quien creó esta famosísima bebida en 1948 para la señora Marjorie King Plant, directora y propietaria del Hotel Riviera del Pacífico. Hoy en día, uno de los principales atractivos del Centro Cultural Riviera en Ensenada sigue siendo visitar el Bar Andaluz para disfrutar de una margarita clásica, tal como la que se preparó hace ya más de 70 años.
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