Aunque muchas veces las ciudades se pintan como monstruos de concreto y asfalto, muchas ciudades mexicanas tienen la virtud de derramar vida por todas las banquetas. En la Ciudad de México todxs vivimos enamoradxs de las jacarandas, y esperamos con ansias la temporada del año en la que las calles se tiñen de morado por unas cuantas semanas antes de que lleguen las lluvias. Sin embargo, no todo es la CDMX y existen varias ciudades alrededor del país en las que los árboles florales inundan el paisaje urbano en distintos momentos del año. Aquí te dejamos algunas de ellas.
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Guayacán en Cuernavaca
La ciudad de la eterna primavera se caracteriza precisamente por su clima privilegiado que le permite tener flores todo el año. A pesar de que el guayacán florece tan solo un par de semanas —generalmente su mejor momento es justo antes de la temporada de lluvias, entre marzo y abril—, el espectáculo de rosas y amarillos de este árbol le merece el título como uno de los más emblemáticos de Cuernavaca. Vale la pena recordar que el guayacán no es endémico de Morelos, y que se puede encontrar a lo largo de toda la zona sur con diferentes nombres (como Maculis en Tabasco).
Flamboyán en Mérida
También conocido como Tabachín o Árbol de fuego, las flores enormes de este árbol estallan en tonos naranjas, amarillos y rojizos inconfundibles. Son originarios de la isla de Madagascar, pero se dan bien en los climas tropicales de la península de Yucatán. Su mejor época va de la mano con la temporada de lluvias —comúnmente en mayo—, y aunque en general se consideran árboles de ornato, en algunas regiones su corteza se utiliza como remedio para los dolores reumáticos y sus pétalos se hierven para aliviar la tos.
Lluvia de oro, Guadalajara
Igual que las jacarandas en CDMX y la marmota en Estados Unidos, las diminutas florecitas amarillas de este árbol marcan el inicio de la primavera en Guadalajara. No importa desde dónde lo mires (si alguna vez has tenido la fortuna de admirarlo desde arriba, sabes a lo que nos referimos), la potencia del amarillo cubre el árbol completo en un espectáculo muy bien descrito en el nombre.
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Mezquite, Hermosillo
Este árbol característico de las zonas semidesérticas del norte de México y el sur de Estados Unidos no solo destaca en el paisaje, sino también en la cocina tradicional de Sonora. Sus semillas, al igual que otras leguminosas, son altas en proteínas y carbohidratos, y no es raro encontrarlas en distintas recetas, sobre todo de panes, masas y atoles.
Bugambilia, Querétaro
Para ser justos, la bugambilia pareciera ser más una enredadera de identidad nacional que de una sola ciudad. Esto se debe a que es una planta que prácticamente se da sola: se adapta a los climas calurosos y templados y a entornos húmedos y secos, sus hojas son perennes y aprovechan las lluvias para sacar a relucir sus colores (de ahí que su época de mayor esplendor sea el verano). Sus colores varían y van desde el blanco, pasando por tonalidades naranjas, hasta llegar a los fucsias y morados que todxs conocemos. Técnicamente, la flor no incluye estas hojas de colores, sino solamente los ‘botoncitos’ blancos y amarillos que florecen al centro, pero la realidad es que, al ver las calles de Querétaro teñirse de un morado que contrasta con los muros de piedra, poco importan los tecnicismos, pues la planta completa se ha convertido en parte del paisaje urbano.