La Ciudad de México es (en su mayoría) una ciudad muy agradable para caminar. Desde sus largos camellones protegidos por la sombra de los árboles hasta algunas calles cerradas al tránsito vehicular, pasear por la CDMX es una gran forma de conocerla. Y es que es así como podemos apreciar realmente los ritmos de la gente local, la vida dentro de cada establecimiento y las dinámicas en la calle y en el día a día. Ubicada en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, la emblemática calle de Madero es una de las más antiguas (antes se llamaba Plateros) y desde siempre ha tenido un papel importante en la actividad comercial de la urbe. Hoy por hoy, conecta Bellas Artes con el zócalo capitalino y recorrerla es un must si visitas la ciudad. Aquí te dejamos cinco cosas que ver y hacer mientras caminas por el Corredor Peatonal Madero.
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Desayunar en la Casa de los Azulejos
Además de ser uno de los edificios más bonitos del Corredor Peatonal Madero, la Casa de los Azulejos es también una de las construcciones con más historia de la capital mexicana. El inmueble es incluso más antiguo que la Catedral Metropolitana, pues se mandó construir en el año de 1524 —apenas tres años después de la caída de Tenochtitlan—, aunque su fachada no tuvo el aspecto que tiene hoy sino hasta el siglo XVIII, cuando se recubrió de azulejos de talavera poblana. Aunque durante siglos tuvo un uso residencial, desde hace ya varios años es sede del Sanborns de los Azulejos, un lugar emblemático para desayunar en la CDMX por sus platos tradicionales como las enchiladas suizas y los molletes.
Subir al mirador de la Torre Latino
La famosa Torre Latino fue uno de los grandes íconos de la arquitectura mexicana y un logro inconmensurable de la ingeniería del siglo XX. Al inaugurarse en 1956, fue el primer y mayor edificio con fachada de cristal, contaba con los elevadores más rápidos del mundo, era el único rascacielos construido en una zona sísmica, y fue el edificio más alto de la ciudad, de México y de toda Latinoamérica hasta 1972. Hoy en día, es la puerta de entrada al Corredor Peatonal Madero y sigue siendo uno de los emblemas de la capital mexicana, admirable no solo desde abajo, sino también del mirador ubicado en el piso 44, a casi 140 metros de altura. Por otro lado, en el piso 41 encontrarás Miralto, un restaurante mexicano con vistas de 360° para deslumbrarte con la belleza de la CDMX.
Conocer el Templo de San Francisco
El primer y mayor convento franciscano construído por órdenes del mismísimo Hernán Cortés en 1524 se encuentra también sobre el Corredor Peatonal Madero. Se sabe que antes de la conquista, aquí se encontraba la Casa de las Fieras, una suerte de zoológico privado para el Tlatoani mexica, y a lo largo de los siglos fue creciendo y cambiando de forma. De hecho, la construcción actual data de inicios del siglo XVIII y conserva una espléndida fachada churrigueresca digna de admirar. Si bien en su momento llegó a ser un complejo gigantesco, a partir de la desamortización de los bienes de la iglesia el conjunto pasó a manos del Estado y se fraccionó en distintos predios. Hoy en día sobreviven tres capillas, un claustro y el templo, mientras que el atrio se utiliza como espacio para montar exhibiciones temporales.
Descubrir sus museos
Si bien el Corredor Peatonal Madero se caracteriza más bien por su actividad comercial, a lo largo de esta calle encontrarás varios espacios dedicados a la difusión de la cultura. En el antiguo Palacio de Iturbide —una joya del barroco mexicano que hoy es el Palacio de Cultura Citibanamex— suelen montarse exposiciones de arte popular mexicano y de distintos artistas locales, mientras que en el Templo de San Felipe de Neri se encuentra la Pinacoteca de la Profesa, con una extensa colección de pinturas de caballete. Más adelante se encuentra el Museo del Estanquillo, el cual se fundó para compartir la colección ‘miscelánea’ del escritor Carlos Monsiváis, conformada por más de 20 mil piezas de todo tipo que permiten hacer una retrospectiva social, política y cultural de la historia reciente de México. Finalmente, en el Museo Mexicano del Diseño (MUMEDI) convergen todas las vertientes del diseño: industrial, gráfico, arquitectónico e incluso de moda.
Admirar las vistas desde la terraza del Hotel Majestic
Ubicado al final del Corredor Peatonal Madero, el Hotel Majestic es uno de los hoteles históricos que vale la pena conocer en la CDMX, sobre todo su terraza. Al encontrarse sobre el famoso Portal de Mercaderes, desde aquí se pueden apreciar increíbles vistas del zócalo capitalino, destacando por supuesto la Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional. Con su atmósfera casual y despreocupada y un menú de platos tradicionales para nada pretenciosos, este es un buen spot para descansar después de tu caminata.