Las calles de los pueblos mexicanos no serían las mismas sin el papel picado. Estas banderitas de papeles de colores, colgadas y movidas por el viento, le dan vida a las calles, adornan las fiestas populares, y en realidad, tienen el poder de embellecer cualquier espacio. Pero el papel picado es más que un simple elemento decorativo, es una expresión de nuestra identidad cultural, un arte hecho a mano que requiere creatividad y habilidad técnica. Esto lo saben muy bien los pobladores de San Salvador Huixcolotla, el pueblo conocido mundialmente como el principal productor de papel picado en México. Su trabajo es fundamental para las celebraciones, especialmente en el Día de Muertos, y realmente no podemos imaginar una fiesta popular sin su arte.
El papel picado, un arte ancestral
San Salvador Huixcolotla, ubicado en el centro de Puebla, es uno de los municipios más pequeños, pero con un legado enorme. Aquí, el arte del papel picado tiene raíces ancestrales. Los pueblos prehispánicos ya usaban papel de fibras vegetales para crear decoraciones y objetos sagrados. Con la llegada de los españoles, se introdujo el papel de China, y en el siglo XIX, los peones de las haciendas, con acceso limitado a productos, comenzaron a hacer magia con este papel, creando sus propios diseños. Con el tiempo, la técnica se perfeccionó en Huixcolotla, pasando de las tijeras a cinceles de hierro forjado, lo que permitió lograr detalles más finos y elegantes. Los artesanos empezaron a vender sus creaciones en pueblos cercanos y a la gente de las haciendas. A partir de 1930, el papel picado comenzó a difundirse por Puebla y Tlaxcala, y en los años 70 llegó a la Ciudad de México, ganándose un lugar tanto a nivel nacional como internacional. Esta tradición ha pasado de generación en generación, asegurando que nunca se pierda y hoy en día, los artesanos incluso trabajan para grandes empresas, creando hasta logotipos.
La elaboración del papel picado
El papel picado se crea de manera artesanal en talleres locales, muchos de los cuales están abiertos al público, lo que permite a los visitantes ver de cerca cómo los artesanos dan vida a esta tradición. El proceso se divide en tres etapas. Primero, está la fase de diseño, donde se plasma el dibujo original sobre las hojas de papel de China, sirviendo como guía para los cortes. Luego, se apilan varias hojas sobre una base de plomo o madera, listas para la siguiente etapa: el corte. Con gubias en mano, los artesanos van dando martillazos para dar forma a las figuras características, utilizando herramientas simples como cinceles, martillos y, sobre todo, su ingenio y habilidad. Una vez que están listas, las láminas se separan y se cuelgan para secar. Para este oficio se necesita paciencia, creatividad y dedicación, ya que el papel picado es frágil, delicado y ligero. Y lo más bonito es que, a diferencia de las máquinas, es el toque humano el que realmente hace que las piezas destaquen.
¿Qué más ver San Salvador Huixcolotla?
Además de maravillarte con el trabajo artesanal de San Salvador Huixcolotla, no te pierdas la oportunidad de visitar la Central de Abastos del pueblo, considerada una de las más grandes e importantes del estado, aquí encontrarás una increíble variedad de productos frescos del campo a precios súper accesibles. También vale la pena explorar la parroquia de El Divino Salvador y la capilla de Analco, ambas con dos reliquias históricas: una pequeña fuente y una pintura religiosa de gran valor. No te olvides de la capilla de San Martín Caballero, famosa por su hermosa bóveda de cañón corrido y sus torres en tonos azul y blanco. Y si tienes la suerte de estar por aquí, cada 2 de febrero celebran la Fiesta de La Candelaria, y el 6 de agosto honran a su santo patrón, El Divino Salvador. Durante estas festividades, podrás disfrutar de exquisito mole poblano, así como bailes regionales, grupos musicales, quema de fuegos artificiales, juegos mecánicos y eventos deportivos que hacen vibrar al pueblo.