Sí, la colonia Condesa puede estar un poco ‘choteada’, pero es que no deja de tener su encanto, y ojalá nunca lo pierda. Es de esas colonias que siempre vienen a la mente cuando hablamos de lugares bonitos y llenos de vida en la CDMX. siempre es buen plan caminar por sus calles arboladas, con casonas elegantes aquí y allá, mezcladas con el ambiente bohemio de cafés, bares y restaurantes. Seguro ya te diste más de una vuelta por el Parque México o el Parque España, pero ¿alguna vez te has fijado en sus glorietas? Tal vez las has pasado sin darte cuenta o nunca te detuviste a verlas bien, pero son una joyita escondida. Hay tres en particular que destacan dentro de la colonia. Son espacios pequeños, casi secretos, con mucho encanto e historia, ya que existen desde que se trazó el barrio en 1925, es decir, hace ya un siglo.


Te puede interesar: 5 restaurantes frente a Plaza Popocatépetl de la CDMX que tienes que conocer cuanto antes
Estas glorietas se ubican sobre la Av. Ámsterdam, una avenida ovalada que sigue el trazo del antiguo Hipódromo de la Condesa. De por sí, caminar por esta calle ya es un plan en sí mismo: el camellón está lleno de árboles que dan sombra y hacen el recorrido mucho más fresco y agradable. Incluso hay banquitas con un estilo Art Decó, decoradas con azulejos, que también están ahí desde que se trazó la colonia. La idea es que recorras el camellón central, y en el camino, te vayas encontrando con estas tres rotondas ajardinadas y llenas de detalles. Curiosamente, cada una lleva el nombre de los picos montañosos más altos de México: Iztaccihuatl, Citlaltépetl y Popocatépetl.

Glorieta Iztaccíhuatl
Empezamos con la Glorieta Iztaccíhuatl, en honor al famoso volcán de ‘la mujer dormida’. Esta glorieta es la más pequeña de las tres y también la más sencilla visualmente, lo cual le da un encanto especial: suele estar tranquila y casi siempre solitaria, ideal si lo que buscas es un respiro de todo. En el centro destaca una palmera rodeada por una gran maceta de concreto que también funciona como banca circular, perfecta para sentarte un rato. En cada esquina de la glorieta hay fuentes, que cuando están encendidas le dan un toque muy bonito al lugar. Está rodeada de árboles altos que dan buena sombra, y no es raro ver a alguien leyendo, comiendo su lunch o simplemente descansando un rato si el trabajo le queda cerca.



Glorieta Citlaltépetl
Si tu primera parada fue la Glorieta Iztaccíhuatl, sigue caminando por Avenida Ámsterdam y a solo unas cuadras llegarás a la Glorieta Citlaltépetl, que lleva el nombre del Pico de Orizaba, el volcán más alto de México. Esta glorieta es la más grande de las tres, y su protagonista es una fuente circular bastante amplia que ocupa buena parte del espacio. Alrededor hay bancas de concreto donde la gente suele sentarse a descansar o a echarse un break. Como es más amplia, también suele haber más movimiento: mamás con carriolas, jóvenes paseando a sus perros, grupos de amigos platicando o alguien simplemente viendo la vida pasar. A veces la fuente está encendida y le da un toque muy bonito al lugar; otras veces está apagada y no falta quien se meta y use el borde para sentarse.


Glorieta Popocatépetl
Siguiendo por la avenida, casi al otro extremo del óvalo, está la Glorieta Popocatépetl, probablemente la más distintiva de las tres gracias a su fuente central, conocida popularmente como ‘La Bomba’. Esta fuente de estilo Art Déco fue construida en 1927 por el arquitecto José Gómez Echeverría, y con el tiempo se ha convertido en todo un símbolo de la Condesa. Su cúpula blanca, adornada con azulejos, es una joya que muchos dicen recuerda al Foro Lindbergh del Parque México, con el que además comparte año de inauguración. Aunque no siempre está funcionando, su forma y diseño siguen siendo impresionantes. Alrededor, como en las otras glorietas, hay bancas bajo la sombra de los árboles, perfectas para tomar un respiro, charlar con amigos o tener un momento romántico. ¡No dejes de conocerlas!


¡Conócelas, disfruta y comparte!