Las haciendas son de los testimonios más impresionantes de la historia nacional, por lo que visitarlas es una forma muy especial de viajar al pasado y maravillarse con preciosas construcciones de patrimonio arquitectónico. A las afueras de Xalapa se encuentra una preciosa hacienda antiguamente habitada por Don Antonio López de Santa Anna, transformada en un museo y perfecta para visitar cuando se busque disfrutar un fin de semana cultural.
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Esta preciosa hacienda en Veracruz se ubica aproximadamente 15 minutos a las afueras de Xalapa, consolidándose como una de las paradas imperdibles para quienes quieran aprender un poquito más sobre la Época Colonial en México, esto mientras disfrutan la belleza arquitectónica de su construcción. Actualmente se conoce como Museo Ex Hacienda El Lencero, detentando una atmósfera de elegancia y grandeza que vale la pena descubrir.
La historia de Hacienda El Lencero se remonta hasta 1525, cuando sus tierras se entregaron a Juan Lencero —uno de los soldados de Hernán Cortés—a causa de una merced leal, esto para convertirse en una encantadora posada para quienes transitaban la ruta entre Veracruz y la capital. Fue años después que Don Antonio López de Santa Anna adquirió la hacienda, que sería su vivienda por mucho tiempo, e inclusive sitio donde contrajo matrimonio con Doña Dolores Tosta.
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Posterior al embargo de los bienes de Santa Anna, la hacienda pasó por diversos propietarios —entre ellos la escritora mexicana Gabriela Mistral—, para finalmente convertirse en un museo abierto al público en general. Actualmente, alberga una serie de piezas antiguas y artesanías que permiten conocer una mirada auténtica de su pasado. Cada rincón en esta hacienda en Veracruz emana una atmósfera clásica y romántica, convirtiéndose en un destino imperdible para los amantes de la historia y la arquitectura.
Gran parte de la belleza en Hacienda El Lencero radica en su diseño colonial y sus vastos jardines, que serán ideales para descansar tranquilamente después de su recorrido, y disfrutar así parte del encanto cotidiano de su espacio.