Así como hablar de cocina mexicana implica reconocer la enorme diversidad de ingredientes, costumbres y recetas alrededor del país, el Día de Muertos es una celebración que cobra una identidad propia de una región a otra. En algunos pueblos, se trata de una tradición discreta y solemne, mientras que otros se engalanan con tapetes de aserrín, grandes procesiones y altares de muertos gigantes. Lugares como Michoacán y Oaxaca se han convertido en destinos ultra turísticos durante estas fechas, pero no son los únicos que resguardan tradiciones milenarias llenas de significado. A solo tres horas de la CDMX y a una desde Puebla, el pueblo de Huaquechula se llena de altares monumentales que nos recuerdan que el Día de Muertos es una tradición viva.


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Los altares monumentales de Huaquechula
Pan de muerto, papel picado, veladoras: el Día de Muertos es una celebración llena de símbolos que en conjunto crean una atmósfera de fiesta. Pero no se trata de simples decoraciones, sino que son la materialización del recuerdo, la espera y los vínculos afectivos que trascienden la muerte. Huaquechula se ha hecho famosa por los altares monumentales, los cuales respetan varios de los simbolismos tradicionales. Para empezar, la mayoría cuentan con tres pisos, los cuales representan el cielo, la tierra y el inframundo. Pueden llegar a medir hasta tres metros de alto, y están llenos de comida, flores, velas, objetos personales, fotografías y parafernalia religiosa.

En Huaquechula, las puertas de los hogares y de los panteones se abren de par en par para recibir no solo las almas de los muertos, sino también a los visitantes que deseen pasar a ver los enormes altares que se montan en las salas y comedores. La mejor fecha para visitar el pueblo es la noche del 1 de noviembre, cuando la mayoría de las familias locales se unen a los festejos y permiten entrar a sus casas para ver los altares monumentales. Por su parte, los panteones se llenan sobre todo el 2 de noviembre, cuando las familias limpian y decoran las tumbas para pasar la noche junto a sus difuntos.

Huaquechula el resto del año
Aunque definitivamente el Día de Muertos es la celebración más popular de Huaquechula, se trata de un pueblito que vale la pena visitar en cualquier época del año, incluso si es solo ‘de entrada por salida’. Se encuentra dentro del municipio de Atlixco, en las faldas del Popocatépetl, lo cual quiere decir que el clima y las panorámicas son tan buenas como las del famoso Pueblo Mágico. Visita el ex convento franciscano, el cual resguarda retablos de finales del siglo XVII de los artistas Cristóbal de Villalpando y Luis Berruecos. Afuera del templo se alza un palo volador donde se lleva a cabo el rito de los Voladores de Papantla.


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