Desde tiempos antiguos, el ser humano ha levantado monumentos para expresar su fe, identidad o memoria colectiva. En México, esa tradición está viva en forma de enormes esculturas que dominan el paisaje y se han convertido en símbolos de las ciudades donde se encuentran. Ya sea para honrar figuras religiosas o representar el orgullo de una comunidad, estas obras no pasan desapercibidas, y muchas de ellas incluso se han convertido en puntos turísticos imperdibles. En esta lista te contamos cuáles son las esculturas más grandes de México, dónde están y qué las hace tan especiales. ¿Cuántas de ellas ya conoces?


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Cristo de Copoya en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
El Cristo de Copoya, también conocido como el Glorioso Cristo de Chiapas, es la escultura religiosa más alta de México. La idea surgió en 1997 por iniciativa del obispo de la Diócesis de Tuxtla, Felipe Aguirre Franco, como símbolo de fe e identidad para los chiapanecos. El arquitecto mexicano Jaime Latapí López diseñó una cruz calada muy distinta a las esculturas tradicionales: la figura de Jesús Resucitado se forma con el paso de la luz, creando un efecto visual impresionante. Esta representación no muestra a un Cristo sufriente, sino glorioso, vencedor de la muerte. La estructura total alcanza los 62 metros de altura. La cruz por sí misma mide 48 metros y se asienta sobre un basamento de concreto. Esto la hace más alta que el famoso Cristo Cristo Redentor de Río de Janeiro, que mide 38 metros con todo y base. Se encuentra en una meseta del cerro Mactumactzá, a solo 15 minutos del centro de Tuxtla Gutiérrez, y desde ahí se tiene una vista espectacular del paisaje chiapaneco.


El Guerrero Chimalli, Estado de México
El Guerrero Chimalli es una escultura monumental ubicada en Chimalhuacán, Estado de México, y está considerada entre las esculturas más grandes de México. Fue creada por el reconocido escultor Enrique Carbajal, famoso por otras obras como ‘El Caballito’ en la CDMX. Este monumento fue inaugurado el 13 de diciembre de 2014 como un homenaje al pueblo de Chimalhuacán y representa a un guerrero indígena que sostiene un chimalli, –escudo– y un macuahuitl, –arma tradicional–. Mide 50 metros de altura y se asienta sobre un basamento de concreto de 10 metros, alcanzando los 60 metros en total. Está hecha de acero, pesa más de 600 toneladas y su color rojo intenso la vuelve aún más llamativa. Por las noches, la maza que sostiene se ilumina como una antorcha. La base de la escultura alberga un pequeño museo con información sobre su construcción, así como un mirador con vista panorámica de la ciudad.

José María Morelos y Pavón en Janitzio, Michoacán
La estatua de José María Morelos y Pavón es uno de los monumentos más icónicos de Michoacán. Se ubica en lo más alto de la Isla de Janitzio, en el lago de Pátzcuaro. La idea de construirlo surgió de Lázaro Cárdenas, quien era gobernador de Michoacán en ese momento. Su intención fue rendir homenaje a José María Morelos, un héroe fundamental de la Independencia. La obra se inauguró en septiembre de 1936. La estatua mide 47.75 metros de altura. Fue construida con hormigón armado y revestida con cantera rosada y tiene un estilo Art Déco que le da una apariencia imponente y solemne. Una de las características más singulares es que es hueca y se puede acceder a su interior. En las paredes internas, hay 56 murales que narran la vida y los momentos más trascendentales de José María Morelos. Hay una escalera de caracol para que los visitantes suban hasta el mirador. Desde ahí, se puede disfrutar de una vista panorámica de 360 grados del lago de Pátzcuaro.


Virgen de Guadalupe en Ocuilan, Estado de México
En lo alto del cerro El Picacho, en el municipio de Ocuilan, Estado de México, se levanta una de las esculturas más grandes de México: la monumental Virgen de Guadalupe. Esta escultura de 33 metros de altura, –incluyendo su base de 11 metros–, fue construida como un símbolo de fe por la comunidad local, y se ha convertido en un importante punto de peregrinación. La construcción de la escultura y del santuario comenzó en 2005 y fue inaugurada hasta el 2017 debido a su complejidad y al difícil acceso del terreno. Para llegar hasta ella hay que subir 640 escalones, lo que muchos creyentes consideran una penitencia o un acto de devoción. Está rodeada de bosque, lo que le da un ambiente tranquilo y propicio para la reflexión. Además de la escultura, el sitio cuenta con una capilla, áreas de descanso y un mirador con vistas espectaculares del valle.


Cristo Rey de Pachuca
En la cima del cerro de Santa Apolonia, el Cristo Rey de Pachuca se alza como una de las esculturas más grandes de México y uno de los símbolos más reconocibles de la capital hidalguense. Tiene 33 metros de altura, –23 de la figura y 10 de la base–, cifra que representa la edad de Jesús. La historia detrás de su construcción es muy conmovedora: en los años 40, un grupo de mineros que quedaron atrapados en la mina del Paricutín prometieron levantar un monumento a Cristo Rey si salían con vida y lo cumplieron. Décadas después, en 1988, inició la obra, que fue inaugurada en 1996. Está hecha con estructura metálica y recubierta de cantera. Debido a su ubicación elevada, la escultura es visible desde casi cualquier punto de Pachuca y en la base del monumento hay un mirador que ofrece una vista panorámica de la ciudad.


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