Siempre que visitamos un Pueblo Mágico, llegamos a su plaza central, donde, a manera de imán, nos atrae el kiosco que suele estar en el centro de todo. Es el protagonista de las miradas, el juego favorito de los niños y donde no puede faltar la foto del recuerdo. En casi todas las plazas principales, de colonias tradicionales y de Pueblos Mágicos, hay un kiosco, y donde no lo hay, parece que algo le falta. Los kioscos, que se inventaron en Europa para vender periódicos, flores o bebidas, hoy son espacios públicos de encuentro, conciertos y celebraciones. En nuestro país hay cientos, y aquí hemos concentrado algunos de los kioscos más bonitos de México. Echa un vistazo y descubre cuáles te faltan por conocer.


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El kiosco de Tampico, Tamaulipas
Este podría ser el kiosco más singular de todo México: el Kiosco de la Plaza de Armas, aunque es más conocido como el ‘Pulpo Rosa’ por su forma tan peculiar, con ocho enormes contrafuertes ondulados y el color de la cantera con la que fue construido. Se encuentra en el corazón de Tampico, rodeado de edificios históricos. Fue inaugurado en 1945, reemplazando a un kiosco anterior que fue destruido por un ciclón. En su construcción participaron el ingeniero Oliverio Sedeño y el arquitecto Roberto de la Garza Gutiérrez, quienes usaron una mezcla de varios estilos, como el neocolonial, el eclecticismo y el barroco mexicano. Su imagen, incluso, aparece en el emblema del gobierno municipal. Se dice que su diseño se inspiró en un pulpo, aunque también hay quienes lo comparan con una flor de loto. Es un ícono y orgullo del puerto jaibo.


El kiosko de Chignahuapan, Puebla
Conocido como el Kiosco Mudéjar, esta obra de arte se encuentra en el Pueblo Mágico de Chignahuapan, Puebla. Es único en todo México, ya que está construido completamente de madera y tiene un estilo mudéjar, que fusiona elementos árabes y cristianos. En la cima del kiosco, hay una luna en cuarto menguante, un símbolo típico del mundo árabe. Sus colores vibrantes y su diseño detallado se roban las miradas de todos los visitantes. Además, es súper antiguo: fue construido en 1871, lo que lo convierte en una estructura de más de 150 años. Es tan viejo que no se sabe exactamente quién lo construyó, aunque se cree que fueron los artesanos locales. A pesar del paso del tiempo, se encuentra en excelentes condiciones gracias a las restauraciones y el mantenimiento que se hacen regularmente. La fuente que se encuentra debajo del kiosco representa la pureza y la vida, y se cree que beber de ella trae buena suerte.

El kiosko de Cuauhtémoc, Chihuahua
Aunque el diseño de este kiosco no es tan exótico como otros que hemos mencionado, tiene una elegancia y sobriedad que lo hacen único. Su base octagonal es de cantera y está rodeado por ocho postes principales, más otros ocho paralelos. La cúpula roja tiene una clara influencia morisca y arabesca, con una base de 32 divisiones y 7 tableros con vitrales. Entre cada uno de los arcos de punta, se pueden ver figuras de Venus. Los barandales son de bronce, y la escalinata tiene dos macetones y tres esculturas de estilo europeo. Este kiosco fue diseñado por el escultor Fernando Murueta y se construyó en 1996. Está ubicado en el centro de la plaza principal de Cuauhtémoc, Chihuahua, y se ha convertido en un punto de encuentro clave para los habitantes, además de ser una parada obligatoria si visitas la ciudad.


El kiosko de Durango
El kiosco de Durango es uno de los elementos más emblemáticos del centro de la Plaza de Armas, y le da un toque único a esta hermosa ciudad. Fue construido en 1948 y, desde entonces, se ha convertido en un punto de encuentro y un verdadero símbolo de la identidad duranguense. Con un diseño neoclásico, destaca por sus líneas rectas, su simetría y una estructura sólida. Está hecho principalmente de cantera rosa y tiene una forma de dodecaedro, es decir, un poliedro de doce caras pentagonales. En la parte superior de cada arco, se encuentran los nombres de doce ilustres duranguenses del arte, lo que le añade un valor histórico y cultural. Su altura lo hace muy imponente visualmente, y está rodeado por cuatro hermosos jardines. En su parte inferior, se encuentra un centro de atención al visitante, con información y servicios turísticos.

El kiosco de Jerez, Zacatecas
Este kiosco también destaca por su estilo mudéjar, una influencia árabe que como vemos se aprecia en muchos de los kioscos mexicanos, una muestra de la influencia española durante la época colonial. Su construcción data de finales del siglo XIX y se ubica en el Jardín Rafael Páez, el corazón de este Pueblo Mágico en Zacatecas, y forma parte de un conjunto arquitectónico que incluye portales y fuentes. Tiene arcos de herradura, celosías y motivos geométricos, características típicas de este estilo. La estructura combina cantera en la parte inferior y madera en la superior, creando un contraste visual muy interesante. Actualmente, el gobierno municipal busca remodelar el kiosko y abrir la parte inferior para la venta de artesanías.

Kiosco de Silao, Guanajuato
El Kiosco de Silao es, sin duda, el más estético de todo Guanajuato. Destaca por su bóveda de cantera cubierta de cuadros de vidrio que dejan pasar la luz natural, sostenida por ocho columnas en forma espiral y cuatro escalerillas, una impresionante obra maestra del estilo Art Déco. Fue construido en 1951 por el Ingeniero Jesús Pérez Baeza. Su diseño no solo resalta por su estética, sino que también ofrece una vista panorámica del entorno. En sus inicios, el kiosco fue la sede de la banda municipal. Hoy en día, es el escenario de conciertos, bailes populares, ferias y otras actividades que reúnen a la comunidad.

El Kiosco Morisco, de la CDMX
Dejamos al final de esta lista el Kiosco Morisco porque es obvio que estaría incluido, siendo uno de los más hermosos e icónicos de México. Se ubica en la Alameda de la colonia Santa María la Ribera y combina elementos orientales y occidentales. Fue diseñado por el ingeniero José Ramón Ibarrola, inicialmente para representar a México en la Exposición Universal de Nueva Orleans en 1884 y 1885. Después de la exposición, el kiosco fue adquirido por el gobierno mexicano y, gracias a su estructura desmontable, fue trasladado a la Alameda, donde se inauguró en 1888. Su diseño, inspirado en la arquitectura mudéjar, fusiona hierro forjado, vidrios de colores y azulejos. La cúpula central, decorada con vidrios de colores, es uno de sus elementos más llamativos, dejando pasar la luz de una manera espectacular. Solo con verlo desde la entrada del parque, te das cuenta de que no es un kiosco cualquiera.


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