Sobre avenida Isaac Newton, ahí en el barrio de Polanco, Malix – cuya pronunciación es Malish– irrumpió este restaurante de cocina mestizaje hace aproximadamente tres años. Era el 2021, cuando el chef Alonso Madrigal apostó por abrir algo suyo, algo que representará su viaje culinario a través de otras cocinas, técnicas, sabores, ingredientes pero, sobre todo, su amor y pasión por la gastronomía.
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‘Malix’ es una palabra de origen maya que se utiliza mucho en la península de Yucatán y significa ‘sin raza o mestizo’, coloquialmente se designa para nombrar a los perros callejeros de este estado. Esta palabra de alguna manera engloba la visión del chef, quien define su cocina como un mestizaje culinario, debido a que sus platillos fusionan sabores, culturas y tradiciones culinarias del planeta pero con un enfoque sustentable.
Sustentabilidad + platos contemporáneos
Si hay algo que ha caracterizado a Malix es su interpretación contemporánea de sabores mestizos que, a su vez, parten de la producción sustentable y el uso de ingredientes locales y de temporada. Y es que este restaurante en Polanco trabaja de la mano con más de una docena de granjas y ranchos ubicados alrededor de la CDMX, en las que los cultivos y la crianza de animales, así como sus derivados tienen un enfoque de sustentabilidad y de responsabilidad con los ciclos de la tierra.
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Malix, un menú evolutivo
Al tratarse de una cocina consciente, este restaurante tiene un menú cambiante y evolutivo que trae nuevas propuestas culinarias cada cuatro meses. La carta se divide en botanas, entradas, platos fuertes y postres. Entre los platos más destacados están las tostadas de vegetal y los esquites Malix –elote de temporada, huitlacoche, giancilae y crema de rancho–. Así como la trucha salmonada con recado negro y calabaza amarilla. Y para los postres el flan de plátano es un must. Acompaña con cócteles de la casa, algunos clásicos o vinos naturales.
Interiorismo Bovino
Es imposible no hablar del interiorismo de Malix que armoniza perfectamente con el concepto. El diseño de este restaurante en Polanco estuvo a cargo del estudio MYT+GLVDK, quienes apostaron por un espacio armonioso en tonos neutros que representa a los animales y al campo – de ahí los acabados en cuero, madera de pino y barro artesanal–. También jugaron con los elementos urbanos como los botes de lata con cemento que son utilizados en las calles para apartar lugar y que ahí se usan para sostener las mesas. Tienen cocina abierta y una habitación donde se posan las carnes en los refrigeradores y algunos vinos naturales, así como la ‘Mesa del Chef’, que se puede reservar hasta para ocho personas.