Esta experiencia gastronómica es una carta de amor: 11 platos, un maridaje memorable y las vistas más lindas de la CDMX

Es bien sabido que una buena comida va directo al corazón, pero pocas veces nos encontramos con experiencias gastronómicas tan sublimes, que nos inspiran a pasarnos horas hablando de amor. Balcón del Zócalo recibió el 2025 con un nuevo menú degustación muy adecuado para la temporada: Te Amo. Con este nombre tan sencillo, ponen sobre la mesa 11 tiempos para hablar del amor y sus complejidades, todo esto acompañado de las vistas más bonitas del Zócalo capitalino. No nos atreveríamos a decir que sea romántico, pero sin duda dará pie a una noche memorable.

mochi de camarón con almeja y salsa tare hecha en casa
El Beso. Foto: @balcondelzocalo
vistas de la catedral desde el balcón del zócalo
Foto: Elena Eguiarte Pardo
vista de palacio nacional desde balcón del zócalo
Vistas del Palacio Nacional. Foto: @balcondelzocalo

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11 tiempos para hablar de amor

Este menú degustación de Balcón del Zócalo está conformado por 11 tiempos que recorren las distintas facetas del amor mientras invitan a los comensales a recorrer el restaurante. Aunque puedes probar el menú solo, lo más recomendable es acompañarlo con su respectivo maridaje. Esta vez, este está conformado por los vinos más selectos de distintas regiones del mundo.

menú degustación con maridaje
Foto: @balcondelzocalo

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Amarre

Como ya es costumbre, el primer tiempo del menú degustación de Balcón del Zócalo se sirve en la cava. Este plato se llama Amarre, y se trata de una leche de tigre helada con pepino y pimienta, servida con aguardiente de caña con un macerado de insectos —tarántula, víbora de cascabel y alacranes, para seguir con las tradiciones más mexicanas— y oro comestible. Sobra decir que es un espectáculo visual bastante impactante para empezar a sentar la atmósfera de la velada. 

leche de tigre helada con pepino y pimienta, servida con aguardiente de caña con un macerado de insectos y oro comestible
Amarre. Foto: Elena Eguiarte Pardo

El lado salado del amor

De regreso en la mesa, nos encontramos con la vajilla más llamativa y provocadora lista para recibirnos. El plato se llama El Beso, y consiste en un mochi de camarón con almeja y salsa tare hecha en casa. Este tiempo brilla por sus texturas y sus sabores intensos que, no obstante, se balancean en la boca para lograr una sinfonía de lo más agradable. Seguimos con La Fidelidad, una prueba a nuestro auto-control que consta de dos platos en la mesa: un flan de erizo con caviar —el principal, astringente y cremoso— y láminas de papas fritas —la tentación, gloriosamente crujientes—. Como si fuera un juego, llegan a la mesa Los Celos: una hogaza de pan de masa madre acompañada de cuatro mantequillas —de miel y taurina, de frambuesa, de café y de cacao—.

pan de masa madre acompañada de cuatro mantequillas
Los Celos. Foto: @balcondelzocalo

Pasamos entonces a los platos fuertes, que no son menos confrontativos que las entradas. Empezamos con Amor Tóxico, en el cual encontramos papas pochadas, ostión de Santo Domingo, sopa de poro y un toque de salsa macha. Como si fuera un chiste perverso, el plato llega a la mesa cubierto de flores y acompañado de un medallón de plata que se abre a la mitad para espolvorear el plato con ‘veneno’. 

papas pochadas, ostión de Santo Domingo, sopa de poro y un toque de salsa macha
Amor Tóxico. Foto: @balcondelzocalo

Seguimos con La Tamalera de la Portales, un plato inspirado en la historia de una mujer que, harta de su marido, decide asesinarlo y preparar tamales con su carne. En este menú degustación de Balcón del Zócalo, lo que nos sirven es un tamal de cola de res envuelto en un velo de cereza, servido con miso y atole de coliflor. Por último, el plato más intenso de la tarde se llama Matrimonio, y se trata de un raviol de milpa relleno de pollo y res cubierto con salsa de cacao.

tamal de cola de res envuelto en un velo de cereza, servido con miso y atole de coliflor
La Tamalera de la Portales. Foto: @balcondelzocalo

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¿Final feliz?

Después de semejante espectáculo cognitivo y sensorial, los comensales pasan a la cocina para el limpia-paladar. Esta es otra de las tradiciones de los menús degustación de Balcón del Zócalo, y nos ofrece la posibilidad de adentrarnos en el corazón del restaurante y escuchar las voces del equipo de cocina, quienes nos sirven una nieve con hidromiel que representan el amor propio y el autocuidado. 

 los comensales pasan a la cocina para el limpia-paladar
Foto: @balcondelzocalo

De regreso en la mesa, encontramos una escena tan estéticamente conmovedora como confusa y deliciosa. El primer postre se llama No Estás Solo, y se trata de una pavlova de kiwi con fresa y rompope hecho en casa. Antes de que tengamos demasiado tiempo de pensar, el mesero rompe de un golpe el merengue —que tiene la forma de un corazón anatómico— y coloca al centro de la mesa un código QR con el contacto de la línea de la vida. Pero aunque el show es impactante —y el mensaje un tanto desmoralizante—, el plato es espectacular y perfectamente equilibrado.

pavlova de kiwi con fresa y rompope hecho en casa
No estás solo. Foto: @balcondelzocalo

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Pero este menú degustación de Balcón del Zócalo sí cree en el amor, y nos enciende una última esperanza con Amalia, el amor verdadero. Esta es otra de las tradiciones inquebrantables del restaurante, pues podemos encontrar una variación de este postre de chocolate y avellana en todos sus menús. Esta es la historia de amor: Amalia trabajó en el restaurante durante 12 años, y se dice que sus postres eran la estrella de la casa; después de su muerte, mantuvieron su esencia y su nombre en la carta para recordarla por siempre. Esta vez, tenemos una trufa de cacao con arroz inflado, para que no te quedes con el antojo del final más dulce. Por último, los clásicos Petit Fours llegan a la mesa para terminar de satisfacer cualquier antojo y acompañar el cierre de la noche.

postre amalia balcon del zócalo
Amalia. Foto: Elena Eguiarte Pardo

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Dirección: 5 de Mayo 61, Centro Histórico
Teléfono: 55 5130 5134
Sitio Web:
balcondelzocalo.com