Hay lugares que emanan una atmósfera sumamente antigua e histórica, y el Parque Nacional Molino de Flores es uno de ellos. Localizado en Texcoco y a poco más de una hora de la CDMX, es el destino perfecto para dar un salto al pasado colonial de México, así como maravillarse con una construcción de acabados patrimoniales y belleza arquitectónica, que en su momento lo convirtió en el set de películas de la Época de Oro mexicana.
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El Parque Nacional Molino de Flores tiene una historia tan sorprendente como la belleza de su espacio. Desde la época de Nezahualcóyotl, su territorio se encontraba cubierto de vastos jardines abundantes en flores y plantas medicinales, hasta que en 1583 se convirtió en una hacienda colonial designada para la producción textil de vestimentas para los santos eclesiásticos.
Posteriormente, el Molino de Flores pasó a ser una refinería de harinas y el Tinacal, esta última entre las principales productoras de pulque en la región. Con el paso de los años se fueron incorporando nuevas construcciones en su espacio, mismas que permanecen erguidas y muestran arquitectónicamente una faceta antigua y colonial de México. Dos de las más importantes son su Capilla de San Joaquín y Capilla del Señor de la Presa, construidas durante el siglo XVIII y mostrando un maravilloso atractivo colorido que vale la pena conocer.
Por la imponencia y belleza histórica de su espacio, el Molino de Flores ha sido set de importantes películas de la Época de Oro del cine mexicano, dejando un registro cinematográfico de lo que en su momento fue uno de los centros económicos más importantes de Texcoco. Se estiman más de 100 películas grabadas en su territorio, entre las que destacan ‘Sobre las olas’ con Pedro Infante como protagonista, ‘Las paredes hablan’, ‘Viva María y ‘El tigre de Santa Julia’.
Definitivamente, visitar este espacio histórico será uno de los mejores planes que realizar durante un fin de semana libre en el que se busque disfrutar de una experiencia cultural, ya que la zona se ha acondicionado como un parque recreativo para su visita pública. Es perfecto para familias, con actividades como juegos infantiles, alimentos y bebidas regionales, e inclusive un museo donde aprender más sobre la flora y fauna local.