El muralismo mexicano fue probablemente el movimiento artístico más importante de todo el siglo XX en México. Y es que sus principios fundamentales no se rigen solo por la estética, sino por un compromiso social y político que fungió como una poderosa herramienta discursiva para crear una identidad nacional posrevolucionaria, que a su vez afirmaría los valores de la lucha. Uno de los principales exponentes del muralismo fue Diego Rivera y, aunque su obra es bastante popular hasta el día de hoy, existen murales que, por su ubicación, no son tan conocidos. Tal es el caso de los murales de Diego Rivera en Chapingo —a una hora de la CDMX— donde todavía se conservan algunos murales clave para entender tanto la obra como la vida del artista, pues la escritora mexicana Lupe Marín –su segunda esposa– fue su modelo para pintar estos muros.
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En la segunda década del siglo XX, en México se respiraba una escena cultural y social efervescente, llena de energía para mantenerse a la vanguardia y explorar terrenos desconocidos haciendo de la lucha su estandarte. Es en este contexto en el que, en 1924, se planteó crear en Chapingo el primer pueblo cooperativo de la República Mexicana, inspirado en los modelos de las colonias proletarias en la URSS. Uno de los principales proyectos dentro de este plan era transformar la Escuela Nacional de Agricultura en la Universidad Autónoma Chapingo, cuya meta sería ‘enseñar la explotación de la tierra, no del hombre’, y prácticamente desde el inicio invitaron a Diego Rivera a pintar los murales que decorarían las paredes de la universidad.
Hoy por hoy, es posible visitar los murales de Diego Rivera en Chapingo en la llamada Capilla Riveriana, donde se despliega una enorme obra compuesta de cuatro partes. En el muro principal —que recibe a los visitantes que entran por sus puertas— se encuentra La Tierra Fecundada, en la cual se aprecia una mujer embarazada que sostiene en una mano una semilla que comienza a germinar, mientras levanta la otra en señal de paz y armonía. Esta representación de la tierra como generadora de vida, como el motor y el sustento de la lucha campesina, está inspirada en Guadalupe Marín, la segunda esposa de Diego, quien al momento de posar estaba esperando a su primera hija.
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Durante la visita a Chapingo, también vale la pena conocer los murales que se encuentran en el Museo Nacional de Agricultura, dentro de la dirección administrativa de la universidad. Aquí destacan las obras El mal gobierno y el buen gobierno y El espíritu de la Revolución. Estos espectaculares murales de Diego Rivera en Chapingo son una muestra no solo de su enorme habilidad como artista, sino también de su compromiso con la lucha comunista y sus ideales, pues estos murales son, ante todo, para los campesinos y trabajadores que recorren estos pasillos hasta el día de hoy.
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