México es un país tremendamente diverso, pero cuando pensamos en su diversidad, pocas veces pensamos en la increíble irregularidad del terreno y el dinamismo de los paisajes mexicanos. Desde tiempos inmemoriales, han tenido que construirse toda clase de proezas de la ingeniería ya fuera para cosas tan fundamentales como abastecer de agua a los pueblos o simplemente para facilitar la vida diaria. Estos son cinco Pueblos Mágicos que conservan enormes acueductos y otras construcciones de piedra, las cuales son tan imponentes como nunca.
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Zempoala, Hidalgo
A menos de dos horas de la CDMX, en el estado de Hidalgo, se encuentra Zempoala, un Pueblo Mágico con espectaculares construcciones de piedra que, a pesar de los años, conservan su magia e imponencia. El principal atractivo de este lugar es probablemente el Acueducto del Padre Tembleque, una de las obras de ingeniería más trascendentes del siglo XVI, la cual fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 2017. Por otro lado, el Ex-convento de Todos Santos es un templo franciscano que data también de los primeros años de la colonia, el cual destaca por su elevada torre de piedra que se yergue sobre los árboles.
Huichapan, Hidalgo
Huichapan es otro de esos Pueblos Mágicos de Hidalgo que parecieran tenerlo todo: aguas termales, calles pintorescas y serpenteantes, arquitectura novohispana, increíbles paisajes naturales y hasta pinturas rupestres. Uno de los atractivos más importantes de este Pueblo Mágico es el acueducto El Saucillo, el cual se construyó en el siglo XVIII para convertirse en el acueducto más alto de Latinoamérica (con sus 14 arcos de 44 metros de altura). Lo mejor de esta visita es que se puede hacer un recorrido histórico y cultural, o convertirse en una aventura ecoturística con las actividades de senderismo y tirolesa que ofrece el Parque Ecoturístico El Saucillo.
Tepotzotlán, Estado de México
Ubicado en el Estado de México, basta con manejar poco menos de una hora para encontrarse con las calles pacíficas de Tepotzotlán. Aunque sin duda el atractivo principal de este lugar es el Museo del Virreinato, este Pueblo Mágico alberga una de las más grandes obras hidráulicas de inicios del siglo XVIII. Los jesuitas decidieron construir el acueducto de Xalpa para traer agua desde la sierra de Tepotzotlán hasta la Hacienda de Xalpa, sin embargo, con la expulsión de la orden en 1767, la obra se vio interrumpida y no se retomó sino hasta casi un siglo después. Hoy por hoy, vale la pena admirar esta enorme construcción de piedra que, en su punto más alto, alcanza los 62 metros de altura.
Real de Catorce, San Luis Potosí
Este legendario pueblo minero en San Luis Potosí es otro de los Pueblos Mágicos que conserva una impactante construcción de piedra que todavía hoy sorprende recorrer. Esta vez no se trata de un acueducto elevado, sino del Túnel de Ogarrio, el cual se construyó a finales del siglo XIX para facilitar el acceso al pueblo, y hasta el día de hoy continúa siendo la entrada principal a Real de Catorce. El túnel se extiende por poco más de dos kilómetros y en su interior hay una capilla dedicada a la Virgen Dolorosa. Vale la pena destacar que el túnel es de doble sentido, pero solo es lo suficientemente ancho como para que pase un auto a la vez; también es posible recorrerlo a pie, y aunque el camino es frío y oscuro, es una gran forma de transportarte a los tiempos de mayor auge minero del pueblo.
Aculco, Estado de México
A solo dos horas de la CDMX, Aculco es un pintoresco pueblito en el Estado de México inmerso en los escenarios naturales más apabullantes, perfectos para todos aquellos que gustan de hacer ecoturismo. Sin embargo, recorrer sus callecitas empedradas de muros blancos también es fascinante, y más si visitas los Lavaderos Públicos, la construcción de piedra más emblemática de todo el lugar. Ubicados sobre un manantial que desde tiempos inmemoriales abasteció de agua a la zona, estos lavaderos se construyeron en 1882 y, desde entonces, este lugar ha sido un punto de encuentro social, donde nació también la leyenda de La Bruja de Aculco.