En México existen más de 130 Pueblos Mágicos con inmenso valor histórico, cultural y natural. Aunque todos cumplen con un estándar para entrar en este programa gubernamental que busca preservar y difundir las riquezas del patrimonio material e inmaterial del país, no hay uno solo que sea igual y todos guardan en su identidad un espíritu auténtico que nos ayuda a comprender mejor cada rincón de México. En los estados del norte existen montones de lugares que van dibujando la fascinante historia de esta región, así que si no los conoces todavía, aquí te dejamos ocho Pueblos Mágicos para redescubrir el norte del país.
¡Viajen, disfruten y compartan!
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PARRAS, COAHUILA
Si hay un destino imperdible para lxs amantes de la historia y de la gastronomía, definitivamente es Parras. Este Pueblo Mágico en Coahuila ha sido testigo de importantes momentos históricos determinantes sobre el rumbo del país, como la fundación de la primera bodega productora de vinos —hoy Casa Madero— en 1597, y el nacimiento de Francisco I. Madero en 1873. Gracias a los grandes mantos freáticos, Parras es un oasis en medio del desierto rodeado de viñedos, nogales, haciendas y calles llenas de historia.
LORETO, BAJA CALIFORNIA SUR
Ubicado entre el Mar de Cortés y la Sierra de la Giganta y coronado por islas de una belleza natural única que cautivará a los fanáticos del ecoturismo, Loreto es uno de los Pueblos Mágicos más encantadores de Baja California Sur. Es hogar del Parque Nacional Marino, donde puedes bucear y ver a la ballena azul en su viaje hacia aguas más cálidas durante el invierno. Esta fue la ciudad más antigua de la zona, pues el pueblo se fundó a finales del siglo XVII alrededor de la Misión de Nuestra Señora de Loreto. Durante tu viaje, no puedes dejar de conocer el mercado de artesanías, pues este pueblito es conocido por sus perlas.
MIER, TAMAULIPAS
Este es uno de los pueblos más antiguos sobre la franja fronteriza al norte del país, y jugó un papel fundamental para proteger el territorio mexicano durante la expansión de Texas en el siglo XIX. Así pues, no es sorpresa que Mier esté repleto de edificios históricos, como la Plaza de Armas y el antiguo templo de la Purísima Concepción, construido alrededor de 1770. Por otro lado, a sus alrededores encontrarás varios sitios de interés para quienes disfrutan de la pesca deportiva, así como preciosos paisajes naturales. Ten en cuenta que el clima en esta zona es extremoso, por lo que las temperaturas pueden ir de los 4°C a los 47°C.
ÁLAMOS, SONORA
Esta villa mexicana es pequeña, pero alberga varios atractivos imperdibles en tu paso por el norte del país, sobre todo en términos de arquitectura barroca, como la Parroquia de la Purísima Concepción y la Plaza de Armas (construida en la segunda mitad del siglo XVIII), cuya fachada de cantera y piedra es un ejemplo de las construcciones típicas de la región. Pero por lo que más se ha dado a conocer este pueblo es por ser la tierra natal de ‘La Doña’ María Félix, y para todos los fanáticos de la Época de Oro del cine mexicano, es posible visitar la casa donde creció una de las actrices más famosas del país.
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TULA, TAMAULIPAS
Fundada por los frailes españoles a inicios del siglo XVII, Tula es una de las ciudades más antiguas de Tamaulipas, y desde entonces ha sido capital estatal en más de una ocasión. Los paisajes que la rodean entremezclan el bosque y el desierto, por lo que el clima es templado casi todo el año. Si te encantan las artesanías, Tula es el lugar ideal para comprar cuera tulteca, la indumentaria tradicional de la región. Además de sus edificios coloniales, vale la pena recorrer los alrededores para conocer sitios como el Ejido Gallitos y las Cascadas Rancho Campestre.
BUSTAMANTE, NUEVO LEÓN
Conocido como ‘El jardín de Nuevo León’, Bustamante es un gran oasis en medio de la zona desértica del estado. Gracias a esto, sus calles se pueden caminar de forma relajada, cobijado por la sombra de los grandes árboles que conviven con la arquitectura colonial. Curiosamente, existe un vínculo estrecho entre este pueblo en el norte de México y Tlaxcala, pues al llegar a estas tierras, los conquistadores españoles trajeron consigo decenas de familias tlaxcaltecas para trabajar en las minas, y la influencia de esta cultura se observa tanto en las construcciones como en la religión y en la gastronomía. El clima es templado casi todo el año, y el río Huizache atraviesa la región dejando a su paso diversos ojos de agua, alrededor de los cuales florecen balnearios, parques naturales y cultivos de aguacate, caña de azúcar, higos y nuez.
SOMBRERETE, ZACATECAS
En 1555, Juan de Tolosa fundó este pueblo minero tras encontrar plata en este rincón en lo que habría de convertirse en Zacatecas. Como correspondía a la época, en Sombrerete se erigieron iglesias virreinales de cantera rosa y distintos edificios que se pueden visitar al día de hoy. Sombrerete es conocido por su gastronomía local —birria, pozole, pan ranchero y brujitas (que surgieron como una receta familiar y ahora son el antojito clásico del pueblo: empanadas de maíz fritas, rellenas de carne deshebrada, frijoles o papa con queso)—, por lo que es uno destino que consiente a los viajeros ‘foodies’. Otra parada imperdible en Sombrerete son las Zonas Arqueológicas de Altavista y la Boquilla, donde podrás aprender más sobre la cultura chalchihuite.
CANDELA, COAHUILA
Este destino es ideal para quienes disfrutan del campismo y los paseos por la naturaleza. Además, las aguas termales de Ojo Caliente, la Gruta de los Carrizales y la Cueva del Consuelo atraen cientos de visitantes que buscan una experiencia relajante y sanadora para desconectarse del tedio de la rutina diaria. Por otro lado, Candela fue uno de los puntos clave durante la Revolución Mexicana, pues aquí se libraron las batallas más importantes lideradas por Venustiano Carranza. Este lugar también le debe su fama su gastronomía, donde podrás probar desde fritada de cabrito, ceviche y una gran variedad de quesos de cabra, hasta el chicharrón de víbora de cascabel y caldo de tortuga.