La gastronomía mexicana es un collage de todas las recetas, ingredientes, gustos, técnicas y sazones que se han ido desarrollando a lo largo de la historia por todo el territorio nacional. En este sentido, cuando la UNESCO decidió nombrar nuestra cocina Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, fue en aras de celebrar la diversidad y la conservación de la cultura a partir de la comida. La gastronomía michoacana es una de las más representativas de México: carnitas, barbacoa, uchepos y otras delicias apapachadoras que asociamos siempre con esos momentos con nuestros seres queridos, y Pariente es un restaurante de cocina michoacana en Arboledas perfecto para seguir creando recuerdos en familia alrededor de estos platillos.
El ‘paradigma de Michoacán’ trata sobre precisamente eso: el valor de una cocina profundamente arraigada en las tradiciones, en la que las recetas se han preservado de generación en generación desde la época prehispánica. Es por eso que en Pariente, trabajar con ingredientes y procesos auténticos era clave. Es por esto que la mayoría de los ingredientes que se sirven en este restaurante en Arboledas se traen directo desde Michoacán, entre ellos los quesos, cuyo sabor y textura serán lo primero que notes en cada mordida.
Ubicado en un espacio sereno con amplias áreas exteriores y altos muros de ladrillo que aíslan el restaurante del ruido y el ajetreo de la ciudad, Pariente es un lugar versátil, perfecto para una cita de negocios de lunes a viernes o una comida familiar el fin de semana —de hecho, los sábados hay mariachi en vivo para hacer la experiencia aún más auténtica y divertida—. Muchos de sus platillos están pensados para pedir al centro y compartir, lo cual es una estupenda idea considerando que probablemente querrás probar más de una de las delicias que salen de la cocina del chef Alfredo Chávez.
La estrella de la casa son sin duda las carnitas estilo Pariente, las cuales se deshacen en la boca sin dejar una sensación grasosa y se sirven con tortillas que se hacen al momento en un gran comal en medio de las mesas del patio. Además de este, otros platillos que destacan son el Aporreado rojo —carne seca dorada, cocinada con huevo revuelto en salsa de chile guajillo—, la Tostada de carne apache —otro clásico de la comida hogareña de Michoacán, de carne molida de res cruda, sazonada con jugo de limón, cebolla, jitomate y jalapeño— y el Filete de puerco —un guisado tradicional de costilla de cerdo en salsa de guajillo, acompañado de arroz rojo—.
Por supuesto, el postre no es negociable, y menos cuando en el menú figuran opciones de la talla del Cheesecake de queso Cotija y membrillo, la Panna cotta de café de olla con jarabe de piloncillo con anís estrella y canela, o los tradicionales Buñuelos callejeros, servidos con compota y espuma de guayaba. Si te gustan los cócteles, en su barra se preparan desde los tragos más clásicos hasta algunos reinterpretados que te recomendamos mucho probar, como el carajillo de horchata, ideal para darle un buen cierre a esta increíble comida.
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