Es fácil reconocer a un menonita. Seguro los has visto vendiendo quesos deliciosos, con sus overoles y sombreros de granjeros, cabello rubio y piel blanquísima. Aunque los tenemos ubicados, lo cierto es que sabemos muy poco sobre ellos. Su historia, sus costumbres y su forma de vida siguen siendo un misterio para la mayoría, tal vez porque no hemos sabido cómo acercarnos ni ganarnos su confianza. Pero por suerte, existe una forma de conocerlos más de cerca: la Ruta Menonita, un recorrido turístico que se da en la ciudad de Cuauhtémoc, Chihuahua, donde está asentada la comunidad menonita más grande de América Latina. Esta ruta es una gran oportunidad para descubrir una cultura única en México, probar el queso más famoso del norte y apreciar de cerca una tradición marcada por el trabajo duro, la fe y una identidad muy particular.

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De Alemania a Chihuahua: así llegaron los menonitas a México
Aunque esto lo podrías conocer con más detalle en la Ruta Menonita, vale la pena tener un poco de contexto sobre su historia y cómo llegaron a México. Los menonitas son una comunidad de origen alemán que, a lo largo de los siglos, ha migrado por países como Prusia, Rusia y Canadá antes de establecerse en México hace casi 100 años. Su nombre viene de Menno Simons, un líder religioso del siglo XVI durante la Reforma Protestante. Son anabaptistas, conocidos por su pacifismo, su rechazo al servicio militar y su preferencia por vivir separados del Estado y de las iglesias tradicionales. Después de enfrentar persecuciones y buscar un lugar donde pudieran vivir sin renunciar a sus creencias, en 1922 un grupo llegó a México desde Canadá, y se estableció en San Antonio de Arenales, lo que hoy es Ciudad Cuauhtémoc. Esto fue posible gracias a un acuerdo con el gobierno de Álvaro Obregón, que les ofreció tierras y autonomía. Desde entonces, han transformado grandes extensiones de tierra en zonas agrícolas y ganaderas muy productivas, y han contribuido enormemente a la economía local. Aunque la mayoría sigue siendo bastante tradicional, también hay menonitas más liberales que han adoptado ciertas modernidades.


Todo lo que verás en la Ruta Menonita
Ahora sí, hablemos de la Ruta Menonita. En Chihuahua hay varias agencias de turismo que ofrecen este recorrido, la mayoría incluye transporte redondo desde la ciudad, paradas en puntos clave, guía especializado y seguro de viajero. Eso sí, es importante tener presente que esta comunidad valora mucho su privacidad y estilo de vida conservador, así que el respeto es clave para que la experiencia sea enriquecedora para todos. La mayoría de las actividades se concentran en las colonias menonitas cercanas a Ciudad Cuauhtémoc. Uno de los imperdibles es el Museo Menonita, cuya arquitectura replica una típica casa canadiense. Es el lugar ideal para adentrarte en su historia: hay muebles, herramientas, ropa tradicional, fotografías y hasta un documental que explica cómo llegaron y se establecieron en México. Toma en cuenta que el museo no abre los domingos, así que los tours suelen ser de lunes a sábado.


Los imperdibles de la Ruta Menonita en Chihuahua
Otra de las paradas del recorrido es el Mirador Menonita, desde donde se aprecia la inmensidad de los campos cultivados y la ciudad de Cuauhtémoc a lo lejos. De ahí, el tour suele continuar hacia las famosas queserías menonitas, donde podrás ver de cerca el proceso artesanal de elaboración del queso, probar distintas variedades, como el tipo Chester, y llevarte a casa mantequilla, crema y otros productos frescos. Algunas agencias también incluyen la visita a casas tradicionales menonitas, una experiencia que te acerca a su vida cotidiana y te permite conocer mejor sus costumbres. Otro punto del recorrido es el Corredor Comercial y los Campos Menonitas, donde se pueden recorrer sus extensas tierras de cultivo. Es impresionante ver cómo combinan maquinaria moderna con prácticas tradicionales. Dependiendo del tour, el cierre puede ser en una pizzería menonita, donde preparan deliciosas pizzas con su queso como protagonista. El recorrido dura alrededor de seis horas y cuesta cerca de $2,000 por persona, aunque el precio varía según el grupo. Pero lo cierto es que esta ruta no solo es una ventana a otra forma de vida, también es una forma distinta y deliciosa de conocer Chihuahua.



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