Año con año, las mariposas monarca recorren miles de kilómetros por todo Norteamérica para pasar el invierno en las tierras cálidas de México. Ubicada en el estado de Michoacán, la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca ha sido catalogada como Patrimonio de la Humanidad, y tanto dentro como a sus alrededores, llegando hasta el Estado de México, existen distintos puntos clave donde a esta especie le gusta asentarse para reproducirse entre noviembre y marzo. Durante estos meses, las comunidades de estas zonas reciben miles de visitantes ávidos por ser testigos de este fenómeno. Aquí te dejamos cinco santuarios de la mariposa monarca cerca de la CDMX que vale mucho la pena visitar en estas fechas.
¡Viajen, disfruten y compartan!
Sierra Chincua – Michoacán
Basta con manejar solo tres horas y media desde la CDMX y adentrarse en los frondosos bosques de pino de Michoacán para encontrarse con el Santuario de la Mariposa Monarca Sierra Chincua. El lugar, que es considerado una Reserva de la Biósfera y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad, asombra por la belleza de sus paisajes, los cuales inician incluso desde mucho antes de llegar al estacionamiento del sitio. Al pasar la taquilla, un guía local te acompañará a lo largo del recorrido —que también se puede hacer a caballo— para mostrarte los distintos miradores a lo largo de la ruta hacia la cima de la montaña, así como para hacer recomendaciones para no asustar ni lastimar a las mariposas. Al final del recorrido, puedes quedarte en el bosque a comer quesadillas y beber atole en medio de este paisaje extraordinario. Te recomendamos aprovechar la visita y pasar a conocer Tlalpujahua, uno de los pueblos más bonitos de Michoacán, ubicado a menos de una hora de distancia.
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La Mesa – Estado de México
Otro de los santuarios que se pueden visitar en la región colindante con la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, pero esta vez dentro de la linde del Estado de México , es La Mesa. Este lugar es perfecto si buscas unas vacaciones completas inmerso en la naturaleza, pues cuentan con seis cabañas en las que te puedes quedar a dormir para disfrutar del silencio del bosque y el brillo de las estrellas por las noches. Incluso si lo visitas ‘de entrada por salida’, puedes hacer uso del estacionamiento y el restaurante y contratar un guía para acompañarte en tu recorrido por los senderos en los que se encuentran las mariposas.
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El Rosario – Michoacán
Conocido como el santuario de la mariposa monarca más grande del mundo, El Rosario se encuentra dentro de la misma Reserva de la Biósfera que Sierra Chincua, a menos de cuatro horas manejando desde la CDMX, y a solo unos kilómetros del Pueblo Mágico de Angangueo y de Ocampo. Aquí empiezan a recibir visitantes desde noviembre hasta marzo, y además de guías capacitados para acompañarte en el recorrido —aquí trabajaba el activista Homero Gómez González—, a la entrada del lugar se proyecta un video informativo que nos ayuda a dimensionar la proeza que significa la migración de la mariposa monarca, y la importancia de esta especie para sus ecosistemas.
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El Capulín – Estado de México
A menos de tres horas de la CDMX y a una desde Valle de Bravo, el Capulín es otro de los santuarios de la mariposa monarca que se puede visitar en esta época del año. El recorrido es largo, cuatro kilómetros aproximadamente desde la entrada hasta los puntos más altos donde se agrupan las mariposas, pero puedes hacerlo a pie o a caballo, siempre acompañado por uno de los guías locales que se encuentran en el sitio. Aquí también cuentan con cabañas y un lugar para quedarse a comer antes de emprender el camino de regreso.
TELÉFONO: 715 147 0950
Piedra Herrada– Estado de México
También en el Estado de México, a solo 26 kilómetros de Valle de Bravo, se encuentra el Santuario de Piedra Herrada. Los paisajes que verás aquí son muy similares a los de los otros santuarios de la mariposa monarca, con enormes montañas cubiertas de oyamel y cientos de mariposas naranjas revoloteando entre ellos. Aquí también podrás subir a pie o a caballo, con alguno de los guías locales que, año con año, reciben a cerca de 200 mil visitantes ávidos por adentrarse en el bosque y descubrir la maravilla de este fenómeno natural.