Oaxaca es el estado con mayor número de municipios de todo el país, y a lo largo de su accidentada geografía abundan los pueblos que, aun sin contar con la denominación de ‘Mágicos’, sorprenden por su riqueza cultural y natural. Tal es el caso de Tamazulápam del Progreso, un lugar conocido por las cascadas y los manantiales de aguas termales y sulfurosas que lo rodean, donde las pozas cristalinas reflejan las copas de los sabinos y ahuehuetes y ofrecen un lugar único para sumergirte y reiniciarte la vida.
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Dentro del pueblo, uno de los edificios destacados es la Parroquia de Santa María de la Natividad, construida en el siglo XVI por la orden de los dominicos. En su fachada barroca se conservan todavía santos tallados en piedra y una torre de campanario que se alza sobre el pueblo. En el interior se resguardan dos órganos tubulares, uno monumental y otro procesional, los cuales todavía se utilizan y cada ocho de septiembre reciben a cientos de fieles que visitan la iglesia para celebrar el día de la Natividad.
Alrededor de Tamazulápam encontrarás diferentes lugares en medio de la naturaleza ideales para todo tipo de plan, desde pozas y balnearios diseñados para ofrecer una experiencia tranquila y relajante, como cascadas donde se puede practicar ecoturismo. En la primera categoría se encuentra el Balneario Atonaltzin, con majestuosas pozas de aguas sulfurosas que alcanzan los 50 metros de diámetro y cuatro metros de profundidad. Este lugar es perfecto para ir con niños, pues cuentan con increíbles toboganes, canchas para jugar fútbol y una zona para acampar con baños asadores.
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Otra excelente opción es el Balneario Piedra de Agua, donde podrás sumergirte en aguas termales llenas de minerales con propiedades curativas mientras admiras del paisaje natural y te arrullas con el sonido de las cascadas cercanas. Aquí también se puede practicar senderismo para obtener las mejores panorámicas de estos impresionantes paisajes, e incluso cuentan con un área de camping con todos los servicios para ofrecer una estancia más cómoda.
Para conocer lugares un poco menos explorados, dos opciones imperdibles son Ojo de Agua Grande, un manantial de agua azufrada, y la cascada Los Chorritos, con una caída de aproximadamente cinco metros, ambos ideales para refrescarse y relajarse en contacto directo con algunas de las maravillas naturales más preciosas del estado.
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