La oferta gastronómica en la CDMX se abre como un abanico que explora las cocinas de cada rincón del mundo, y por supuesto, hay más de un sitio donde la comida japonesa se prepara con toda la autenticidad y calidad que deja satisfechos incluso a los comensales más conocedores. Tal es el caso de Wabi Sushi, un restaurante japonés en la colonia Roma donde preparan un sushi tan espectacular, que pondrá la vara muy alta la próxima vez que pruebes un rollo.
El nombre del lugar hace referencia al concepto ‘Wabi Sabi’, el cual se refiere a la belleza de la imperfección, específicamente la belleza de la naturaleza y los objetos cotidianos. Así, en este restaurante japonés en la Roma la atmósfera cálida se centra en los espacios minimalistas pero acogedores característicos de la arquitectura nipona, la cual se inspira en los paisajes naturales para crear sitios donde reina la serenidad.
En Wabi Sushi, el chef David Portillo tiene un amplio bagaje en las mejores cocinas de Japón, y ha trabajado codo a codo con chefs de la talla del chef Aoki, Yusuke Nishimura y Chiaki, con quienes perfeccionó su técnica y el dominio de los ingredientes de esta gastronomía. El menú de este restaurante japonés en la Roma integra sabores de distintas zonas del país del sol naciente, como los temaris de Kyoto, el shabu shabu de Osaka, y los temakis (o handrolls). Entre los enormes imperdibles destacan el nigiri almeja robata, en Donburi Maguro Trufa, y el Maki de Cangrejo. Si para ti el postre no es negociable, te recomendamos (mucho) probar el Mango Sticky Rice.
El secreto mejor guardado de este restaurante japonés en la Roma es Wabi Room, un speakeasy con fascinantes cócteles y destilados que cruzaron el Pacífico para llegar hasta su barra, como una carta de sakes cuidadosamente curada, y tragos que integran ingredientes nipones como el yuzu, la hoja de shiso, en sansho, el wasabi y distintos tés, así como una gran variedad de handrolls perfectos para ‘botanear’. No te puedes perder el St. Germain Spritz, o probar el Nigori, un sake sin filtrar cuya textura cremosa y dulzura moderada lo hacen ideal para beber muy frío y cerrar con broche de oro cualquier cena o comida.
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