Con los tiempos ajustados y el ritmo frenético del día a día en la ciudad, por supuesto que no había tenido un minuto de respiro para regalarme una de esas escapadas que hace algunos años resultaban infalibles: hacer una fogata y asar bombones en medio del bosque. Sin embargo, dentro de las muchísimas virtudes de la CDMX destacan también sus espacios naturales que nos permiten un respiro para reconectar con el entorno sin necesidad de ir demasiado lejos, y descubrir este restaurante en el Ajusco no solo fue un regalo, sino que también prometió convertirse en el plan de cajón la próxima vez que quiera sentirme de campamento con mis amigas sin tener que cargar las tiendas de campaña en el auto.
Campestre, bohemio y chic: así se autodefine Selva Negra en sus redes sociales, y vaya que estamos de acuerdo. Este restaurante en el Ajusco está diseñado para traer de regreso esas experiencias únicas con amigxs en medio del bosque, pero con todas las comodidades y con una atmósfera mucho más elevada. Aquí la especialidad son las pizzas hechas en horno de leña y los tragos coquetos y divertidos que darán mucho de qué hablar. Solo abren los fines de semana pero cierran hasta bien caída la noche y son totalmente pet friendly.
A la hora de la comida o de la cena, una actividad muy divertida para consentir a tu ‘foodie’ interior será jugar con los maridajes entre pizzas y tragos, pues aquí la propuesta es escapar de las convenciones y atreverse a probar sabores nuevos. Dentro de las favoritas de sus comensales más asiduos se encuentran la Pizza Montaña —con cebolla, champiñones, arrachera y jalapeño—, así como la Sibarita —con higos y jamón serrano—. En cuanto a los tragos, la Mezcalita de frutos rojos y el Tiki Mocktail son dos especialidades que vale la pena probar. En el menú también encontrarás algunas otras propuestas, como los tacos gobernador o las hamburguesas más reconfortantes para comer en la montaña.
Ahora bien, la especialidad de la casa y la razón por la que yo y muchos volveríamos una y otra vez son sus carajillos. En este restaurante en el Ajusco no solo podrás sentarte alrededor del fuego a asar bombones con amigxs, sino que además podrás hacerlo mientras disfrutas de la versión adulta de los postres de campamento más ‘monchosos’, que pueden también ir acompañadas de pizzas dulces que para nada se quedan atrás. El Carajillo de Ferrero y el Carajillo Turín hablan por sí mismos y cada sorbo es una indulgencia del todo pecaminosa para empezar a sentirse muy a gusto al momento de contar historias alrededor del fuego y terminar queriendo regresar otra vez la próxima semana.
¡Coman, disfruten y compartan!