El territorio mexicano tiene la fortuna de ser hogar de un vasto patrimonio natural y cultural, con una historia fascinante, una gastronomía aclamada mundialmente y una arquitectura desarrolló un estilo particular que es la suma de todos esos factores únicos que le dan identidad a nuestro país. En México abundan los Centros Históricos dignos de admiración que cuentan la historia de una ciudad a través de sus calles y callejuelas, de sus plazas y sus edificios. Sin embargo, hay quienes aseguran que el Centro Histórico de Morelia es el más bonito, con sus edificios de piedra rosa y sus calles adoquinadas.
El territorio donde hoy se encuentra la capital michoacana ha estado habitado desde el siglo XIV, cuando se asentó aquí el pueblo de los matlazincas. Sin embargo, no fue sino hasta el siglo XVI que el virrey Antonio de Mendoza mandó construir la ciudad bajo el nombre de Valladolid —no fue sino hasta 1828, después de la Independencia, que el nombre cambió para honrar a uno de los personajes más importantes del movimiento—. A diferencia de otros desarrollos coloniales, el Centro Histórico de Morelia respeta una traza de retícula irregular que se adapta a las laderas de la Sierra Madre Occidental, y que da como resultado un mapa de callejones serpenteantes llenos de encanto que sobreviven hasta el día de hoy.
Por otro lado, el Centro Histórico de Morelia se ha merecido el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO gracias a la trascendencia histórica de sus edificios. Y es que Morelia es la ciudad con más monumentos históricos del país (más de 1100), y tan solo en el centro se encuentran casi 250 de ellos. Sin duda, el elemento más emblemático de la arquitectura de la zona es el estilo barroco moreliano, el cual se basa en el uso de cantera rosa típica de la región adornada con elementos decorativos escultóricos y florales, una fusión ecléctica de espíritu medieval con rasgos renacentistas, barrocos y neoclásicos.
Hay varios edificios que destacan por su arquitectura en el Centro Histórico de Morelia, y el primero que sí o sí hay que nombrar es la Catedral. Este enorme coloso de cantera rosa cuyas torres miden casi 70 metros de altura. El templo se demoró más de 80 años en construir, y desde el siglo XVI y hasta nuestros días es el edificio más alto de la ciudad, pues existen regulaciones que prohíben la construcción de estructuras más altas que le roben protagonismo a este ícono de la ciudad. Otros edificios religiosos dignos de una visita son las iglesias de Santa Rosa, de las Monjas y de Guadalupe. Esta última es considerada una de las más bonitas de México y deslumbra con su interior repleto de acabados policromados y de oro.
Por otro lado, Morelia también cuenta con un enorme acueducto conformado por 253 arcos de piedra, así como otras construcciones cívicas como el Palacio de Gobierno de finales del siglo XVIII, el Centro Cultural Clavijero, el Colegio de San Nicolás y la Fuente de las Tarascas. Cabe destacar que, con el propósito de mantener el valor histórico y cuidar la autenticidad de las fachadas del Centro Histórico de Morelia, desde 2001 está prohibido construir edificios nuevos que imiten los estilos arquitectónicos coloniales.
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