No existe una sorpresa más gratificante que encontrarse con un lugar que sobrepasa todas tus expectativas. Este es el caso de Toro, un tesoro gastronómico ubicado en Santa Fe que sin duda alguna logró cautivar no solo nuestros paladares, sino el resto de nuestros sentidos a través de una experiencia en donde la cocina latina con acentos orientales es la principal protagonista.
Pero, ¿qué es lo que hace de Toro un lugar tan especial?
Primero que nada, desde el momento en el que llegas comienzas a maravillarte con su ambiente de vanguardia en donde la calidez, el confort y la atención a los detalles juegan un papel fundamental. Su hermosa mezcla de naturaleza con diseño y arquitectura sencillamente invitan a quedarte, en donde hermosos ventanales contrastan con mesas de madera, sillas acolchadas y bellos sillones con cojines, todo con el objetivo de crear un ambiente ideal para pasar largas horas de charla entre amigos.
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Después de recorrer las instalaciones, llegó el momento de comenzar a probar sus delicias «mexico-peruanas» con influencia japonesa. Lo primero que nos sirvieron fueron dos cócteles que destacaron por su originalidad, frescura y espléndido sabor. Se trató de un Sake Sangría con vino tinto, jarabe, fruta y sake –una versión muy especial del Clericot pero con toques orientales–, además de un cóctel Piña Pastor, preparado con mezcal, miel de agave, licor de chile ancho, limón y sal de gusano. Ambos acompañados de una variedad de pan de la casa recién horneado y servido con un aderezo de berenjena y ajo, el cual nos hizo comenzar a pensar que nos esperaba una de las mejores cenas que habíamos tenido en las últimas semanas.
Al poco tiempo, el amable personal nos llevó las entradas; una ensalada tibia de esquites preparada con cinco tipos de maíz diferentes: elote blanco, elote amarillo, elote baby, cacahuazintle y maíz de Perú. Todo acompañado de un caldo que se sirve al momento frente a los ojos del comensal y que resulta una delicia para el paladar por su toque casero perfectamente sazonado e ideal para la temporada de otoño por ser especialmente reconfortante.
Retomando el tema de las entradas, el Chef y Director de Operaciones de Toro, César Cervantes, nos presentó también los tacos de jaiba suave, uno de los platillos más populares entre los visitantes del restaurante, en donde la jaiba tempurada es presentada sobre tortillas de yuca y acompañada de salsa de chile habanero quemado y aderezo de ají amarillo. Un plato espléndido.
En ese momento ya nos encontrábamos tocando las nubes e intentando descifrar si nuestro paladar se encontraba en México o en Perú, cuando el Chef César decidió llevarnos hasta Japón con un Chilito Hamachi Roll, preparado con chile güero, salsa de miso, kabayaki y envuelto en hoja de soya para permitir que el resto de los sabores destaquen. Podríamos explicarles lo rico que estaba, pero lo mejor que podemos hacer es recomendarles que definitivamente ordenen esto al visitar Toro.
No podíamos estar más felices con nuestro triple viaje por el mundo, cuando de pronto llegaron los platos fuertes: un vacío argentino con chimichurri que optamos por ordenar a término medio –cabe mencionar que nos sirvieron exactamente como lo pedimos– y uno de nuestros favoritos jaliscienses: un pescado sarandeado servido con arroz blanco y la famosa salsa preparada con tomate y chiles secos , aligerada con alioli. Todo sobre una cama de ensalada de col y plátano macho.
Además, nos trajeron un acompañamiento al cual le daríamos el premio del año en originalidad y sabor en su categoría, pues consistía en un aguacate asado a la parrilla, relleno de granos de elote, jitomate, cebolla, cilantro y brotes. Cada bocado era una explosión de sabor del cual cualquier paladar mexicano o del mundo se enamorará.
No podíamos estar más sorprendidos con nuestro nuevo descubrimiento cuando el Chef César decidió ordenar los postres: un pastel de elote amarillo con helado, «salseado» en la mesa con rompope –que nos maravilló por ser bastante cremoso y suave– y «Sorbetes de la calle», una interpretación de la famosa fruta callejera de México que se sirve con chile, limón y sal. Los sorbetes eran de mango, limón y fresa preparados en el restaurante con fruta fresca. Ambos postres eran una delicia que acompañamos con un Key Lime Pie en versión cóctel, lo que resultó en una mancuerna perfecta que nos llevó hasta la cima.
Lo que convierte a Toro en una joya, es que es de esos restaurantes ocultos que no se ven a simple vista pero que cautivan al comensal desde el momento de su llegada. Todos los ingredientes que se utilizan ahí son de la más alta calidad e incluso varios de ellos se cultivan en el huerto privado del restaurante, el cual es visible a través de los ventanales. Además, ellos conocen la forma exacta de combinar sabores latinos y añadirles un toque de raíces orientales a través de técnicas perfectamente ejecutadas y un sazón sencillamente maravilloso. Se trata de un sitio que espera ser descubierto por ti y que probablemente repetirás una y otra vez a partir de tu primera visita.
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Toro Santa Fe
Dirección: Park Plaza, Av. Javier Barros Sierra 540, Torre 1, Sotano 2, Santa Fe
Teléfono: 5292 4688
Facebook: facebook.com/torosantafemx
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