A solo dos horas de la Ciudad de México, en el corazón del Estado de México, se encuentra Chalma, un pueblito menos conocido que Tepoztlán, pero igual de pintoresco y con un misticismo único. Sus tradiciones ancestrales, que se mantienen vivas con fervor, le otorgan una atmósfera espiritual muy especial. Si estás buscando un lugar auténtico para pueblear, sigue leyendo para descubrir por qué Chalma debería ser tu próximo destino.
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El Santuario del Señor de Chalma
El principal atractivo de Chalma es su imponente Santuario del Señor de Chalma, que atrae a miles de peregrinos cada año, convirtiéndolo en el segundo santuario más visitado del país. Fundado por los frailes agustinos en el siglo XVI, el santuario presume una espectacular fachada de estilo neoclásico y un altar mayor de estilo gótico plateresco. Pero lo más fascinante es su leyenda: antes de la llegada de los españoles, los pueblos originarios de la zona rendían culto a Oztoteotl, el ‘Señor de la Cueva’.
Se cuenta que, cuando los evangelizadores agustinos llegaron a destruir al ídolo prehispánico, apareció la imagen de un Cristo negro, lo que dio origen a la devoción al Señor de Chalma. Esta mezcla de lo prehispánico y lo católico le da al lugar un carácter único. Además de la iglesia, el santuario alberga un convento, la cueva donde ocurrió la aparición, y hospederías para los peregrinos que celebran trece fiestas a lo largo del año. En estas fiestas, la plaza se llena de danzantes que ofrecen sus bailes al Señor de Chalma, es un espectáculo colorido y lleno de fervor.
Un santuario único rodeado de ríos, plazas y balnearios
Otra de las cosas que hace único a Chalma es que su santuario está bordeado por el río Chalma, y en su exterior hay un un puente de piedra para cruzarlo. Fuera del convento también hay corredores ambulantes, unos pasillos llenos de vida donde venden desde artículos religiosos y souvenirs hasta artesanías, comida tradicional y dulces típicos recién elaborados
Al fondo del santuario, encontrarás la plaza principal del pueblo, con las clásicas letras de Chalma para la foto del recuerdo. Si sigues caminando, llegarás a la Plaza del Peregrino, un espacio rodeado de naturaleza, con el río Chalma fluyendo a su lado, una pequeña cascada, escaleras de piedra y esculturas religiosas. Y si sigues explorando más allá, llegarás a Los Balnearios, donde los visitantes aprovechan los caudales y los ríos de agua para refrescarse. Algunos de estos balnearios tienen una tarifa de acceso, pero a precios muy accesibles, y lo más increíble: todo dentro del mismo perímetro del santuario.
La Virgen de Chalma, la más grande de México
A solo ocho kilómetros del Santuario del Señor de Chalma, se encuentra la imponente Virgen de Chalma, el cuarto monumento más grande de México y el mayor del mundo dedicado a la Virgen de Guadalupe. Para llegar a donde se encuentra la escultura hay que subir 640 escaleras y si quieres llegar al mirador que se encuentra en la cabeza del monumento, hay que subir 760 escalones más.
Esto lo vuelve un reto para los visitantes y una penitencia para los visitantes que se acercan a la virgen para pedir, agradecer o rezar. La gigantesca escultura de 33 metros fue realizada por el artista mexicano Víctor Gutiérrez, quien tardó alrededor de 10 meses en completar la estructura de bronce.
El Ahuehuete Milenario de Chalma
Casi al lado de la imponente Virgen de Chalma, se encuentra ‘El Ahuehuete Milenario’, un árbol de unos 227 años que se ha convertido en un símbolo del pueblo. Con más de 40 metros de altura, este majestuoso árbol es conocido por la fuente de agua cristalina que emana del lugar, dando origen a un manantial al que los peregrinos le atribuyen propiedades curativas.
Según la tradición, todo aquel que visite Chalma por primera vez debe ponerse una corona artesanal de flores naturales y sumergirse en el agua para purificarse. Luego, se realiza un ritual de baile que simboliza la alegría de estar a punto de llegar al santuario. Eso sí, el recorrido debe hacerse con fe y devoción, pues de lo contrario, la manda o milagro que se haya pedido no se cumplirá.
¡Un pueblito rodeado de naturaleza y misticismo!