Se sabe que México es uno de los países más biodiversos del mundo, con casi todos los tipos de ecosistemas imaginables: selvas, desiertos, manglares, bosques, playas y montañas. Pero entre todos estos escenarios que ya de por sí son espectaculares, existen algunos que van más allá de lo esperado. Lugares tan peculiares que, en fotos, fácilmente podrían confundirse con sets de ciencia ficción o imágenes enviadas por la NASA. Y no, no es exageración. Son paisajes únicos en México que realmente existen y que, lo mejor de todo, puedes visitar. Desde dunas que parecen sacadas del planeta rojo, hasta lagunas con estromatolitos milenarios y leyendas misteriosas. Si lo tuyo es explorar lugares fuera de serie, esta lista es tu próxima guía de viaje.


Te puede interesar: El volcán más pequeño del mundo está cerca de la CDMX y lo mejor es que puedes entrar en su interior (le dicen el hijo del Popocatépetl)
Dunas Rojas, Hidalgo
Las Dunas Rojas de Hidalgo son un impresionante paisaje natural ubicado en la comunidad de San Francisco Pacula, un municipio que colinda con el Pueblo Mágico de Zimapán. Este lugar es conocido por su singular coloración rojiza, que le ha valido el apodo de ‘el planeta rojo’ de Hidalgo, ya que recuerda a los paisajes de Marte. El característico tono de las dunas se debe a la alta concentración de óxido de hierro y laterita en la tierra. La laterita es un mineral que se forma en regiones cálidas y es poco común en zonas húmedas. A lo largo del tiempo, la erosión provocada por el viento y la lluvia ha moldeado estas formaciones. El paisaje tan peculiar se extiende a lo largo de 800 hectáreas. Además de su belleza, este destino ofrece actividades como senderismo, ciclismo de montaña y fotografía panorámica.
Lee la nota completa de las Dunas Rojas.


Guerrero Negro, Baja California Sur
Guerrero Negro es un destino insólito con características únicas y una gran importancia económica y ecológica en Mulegé, Baja California Sur. Este lugar está lleno de tesoros, para empezar, aquí se localiza la salinera a cielo abierto más grande del mundo, que aprovecha los salitrales de la Laguna Ojo de Liebre para producir hasta 7 millones de toneladas de sal al año. Este proceso se realiza mediante la evaporación solar en enormes estanques, y la sal se exporta a distintos países. Pero la Laguna Ojo de Liebre también es uno de los santuarios más importantes del mundo para la reproducción y crianza de la ballena gris, que cada invierno llega hasta estas aguas para cumplir su ciclo vital. Además, Guerrero Negro sorprende con su diversidad de ecosistemas: desde desierto y humedales hasta lagunas y dunas. Entre ellas, las Dunas de la Soledad destacan por su belleza cambiante, esculpidas por el viento y enmarcadas por el mar, todos estos tesoros crean un paisaje sacado de otro planeta.
Lee la nota completa de Guerrero Negro.


Laguna de Alchichica, Puebla
La Laguna de Alchichica es uno de los destinos naturales más singulares y enigmáticos de Puebla. Se encuentra en el municipio de Tepeyahualco de Hidalgo, cerca de los límites con Veracruz, y forma parte de un grupo de seis lagunas volcánicas en los Llanos de San Juan. Esta laguna se formó en el cráter de un antiguo volcán inactivo y su principal atractivo es el agua salina y alcalina, rica en magnesio. Tiene un tono azul turquesa, que cambia con la luz del día, y una gran profundidad, que puede alcanzar hasta los 65 metros. Uno de sus mayores tesoros son los estromatolitos, estructuras minerales creadas por microorganismos milenarios, consideradas de las formas de vida más antiguas del planeta. Alchichica también está rodeada de leyendas fantásticas: se dice que en sus aguas habita una sirena de cabello plateado que aparece en noches de luna llena; otros afirman que en el fondo existe una base extraterrestre, y hay quienes aseguran haber visto esferas brillantes salir y entrar del agua. Todo esto hace que Alchichica sea uno de los paisajes únicos de México.
Lee la nota completa de la Laguna de Alchichica.


Puerto Los Gatos, Baja California
Puerto Los Gatos es otro de los paisajes únicos de México. Se encuentra en la costa del Golfo de California y destaca por sus formaciones rocosas rojizas y redondeadas. Su color se debe a la presencia de minerales con óxido de hierro. Estas enormes piedras contrastan con el azul intenso del mar y el cielo, creando una postal dramática y totalmente fotogénica. Se pueden observar formas esculpidas causadas por la erosión y, en contraste, matorrales de cactus que forman parte del paisaje. Este rincón también es un punto de anclaje popular para embarcaciones y aunque el paisaje se robe la atención, el agua cristalina y la biodiversidad del Mar de Cortés hacen de Puerto Los Gatos un paraíso para el snorkel y el buceo. Aquí puedes explorar arrecifes y nadar entre peces de colores.


Dunas de Yeso, Cuatro Ciénegas
Las Dunas de Yeso son un desierto ‘albino’ de unas 800 hectáreas que simulan un paisaje nevado en medio del desierto. Ubicadas en Cuatro Ciénegas, Coahuila, estas dunas forman parte de los lugares que parecen de otro planeta en México. Su singularidad ha llamado la atención de la NASA, que las ha estudiado para comprender condiciones similares a las del planeta Marte. Lo que las hace tan especiales es que no están formadas por arena común, sino por cristales de sulfato de calcio hidratado, es decir, yeso puro. De ahí su color blanco brillante que, al reflejar la luz del sol, crea un contraste con el cielo azul y las montañas que rodean la zona. Se formaron hace millones de años por la evaporación de un antiguo mar que cubría esta región en el Jurásico. A pesar de las temperaturas extremas, este ecosistema alberga especies endémicas que han logrado adaptarse a las condiciones del lugar. No solo es una maravilla visual, también es un laboratorio natural que sigue asombrando a científicos y viajeros por igual.


Valle de los Monjes, Chihuahua
También conocido como Valle de Bisabirachi por los rarámuris, este lugar fascinante y lleno de misterio se encuentra en el corazón de la Sierra Tarahumara, en Chihuahua. A solo 30 minutos en coche desde el Pueblo Mágico de Creel, el Valle de los Monjes es famoso por sus imponentes formaciones rocosas. Estas gigantescas figuras pétreas, algunas de más de 30 metros de altura, se asemejan a monjes meditando, lo que ha inspirado leyendas sobre monjes que quedaron petrificados. De hecho, para la comunidad rarámuri, este valle es un lugar sagrado, pues creen que esas rocas son dioses petrificados que escuchan las plegarias y pensamientos de quienes las visitan, lo que añade un toque mágico y místico al sitio. Desde el punto de vista científico, estas formaciones son el resultado de millones de años de erosión por viento y lluvia, combinados con movimientos tectónicos que moldearon este paisaje único. La inmensidad del espacio y la ausencia de construcciones humanas intensifican la sensación de estar en un lugar remoto y casi alienígena.


Ver para creer: ¡Conoce estos paisajes únicos de México y sorpréndete!