Valle de Bravo es un destino popular entre los chilangos gracias a su cercanía con la CDMX y su entorno boscoso, caracterizado por el enorme Lago de Avándaro. Sin embargo, los paisajes naturales no terminan ahí, y lo que pocos saben es que también hay tres cascadas en Valle de Bravo que vale la pena descubrir no solo por su belleza, sino también por las historias que las envuelven.


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Cascada Velo de Novia
La cascada Velo de Novia es una de las más grandes de Valle de Bravo, con una caída de 35 metros rodeada de enormes pinos y encinos. Se encuentra a solo 20 minutos del pueblo, aunque es importante mencionar que una parte del camino se hace a pie, y puede ser desafiante, sobre todo en temporada de lluvia. Si bien hay varias cascadas con ese nombre alrededor del país, aquí se cuenta la leyenda de que una mujer, cegada por el dolor tras ser abandonada en el altar, se lanzó al precipicio dejando tras de sí esta cascada como estela de su desamor. Aunque la historia es triste, el paisaje es bellísimo.

Cascada del Molino
A solo 15 minutos de la cascada Velo de Novia, se encuentra la cascada del Molino. El caudal de su río —proveniente del Nevado de Toluca— alimenta el Lago de Avándaro, y recibe su nombre debido a que con esta agua se impulsaban los molinos de la región. Este es un spot ideal para practicar senderismo e incluso meterse a nadar. En la temporada de invierno y primavera, esta cascada forma parte de la ruta de la mariposa monarca. El acceso generalmente es a pie, pero hay algunas rutas que permiten el acceso en cuatrimoto.

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Refugio del Salto
Finalmente, el acceso a la cascada Refugio del Salto se hace por las escalinatas del Río del Molino, en un recorrido que toma aproximadamente 20 minutos. Con una caída de 15 metros rodeada de bosque, este lugar es ideal para hacer un poco de senderismo y contemplar la belleza del paisaje. Te recomendamos aprovechar para desayunar en el restaurante Del Pueblito dentro del Hotel Misión, pues tiene una terraza con vistas directas a la cascada.

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