Para amantes de la naturaleza, no hay nada como salir de la ciudad para aventurarse en destinos de importante valor ecoturístico y belleza natural. A tres horas de la CDMX se encuentra un sitio justo así: la laguna de Aljojuca. Lo que la hace tan especial es que se trata de un cráter volcánico cuyas aguas cambian de color con la llegada del invierno, ofreciendo uno de los espectáculos naturales más increíbles de Puebla.
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La laguna de Aljojuca es un escenario natural poco conocido en Puebla, pero que definitivamente vale la pena visitar. Se trata de un maar, un cráter volcánico lleno de agua con un kilómetro de longitud y 400 metros de profundidad, ofreciendo un bellísimo panorama con vistas al Pico de Orizaba y una atmósfera pacífica para reconectar con la naturaleza.
Se localiza en el poblado de Aljojuca, cuyo nombre significa ‘en el agua azul celeste’, refiriendo muy acertadamente los colores de su laguna. A ésta se puede llegar directamente en auto – un viaje de poco más de tres horas desde la CDMX, y una hora y media partiendo del centro de Puebla -, o bien descender caminando para apreciar mejor la vegetación de sus alrededores.
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Lo que hace tan especial a la laguna de Aljojuca es un fenómeno que ocurre cada invierno, en el que sus aguas cambian de un color azul intenso hasta una hermosa tonalidad esmeralda; a esto se le conoce como ‘azuframiento’ y, debido a que genera que todos los peces de la laguna suban a la superficie, resulta en una de las mejores temporadas para pescar.
También es un destino de historias míticas y legendarias, ya que locatarios afirman que hace bastantes años una niña pastora se ahogó en sus aguas, y ahora habita sus profundidades convertida en sirena. Te recomendamos preguntar por sus demás leyendas, al igual que aprovechar al máximo de sus actividades ecoturísticas disponibles.
Podrás acampar junto a la laguna para apreciar un bellísimo cielo estrellado y amaneceres mágicos, al igual que disfrutar una experiencia sin prisas y de auténtica conexión con la naturaleza. También está la posibilidad de nadar tranquilamente, dar recorridos por sus senderos guiados, practicar pesca deportiva o ciclismo de montaña.