Comer en Rosa Negra es un lujo que comienza desde el primer momento que pones un pie en sus bellas instalaciones, en donde la arquitectura y el diseño interior con especial atención a los detalles, conforman un ambiente sofisticado y exclusivo pero al mismo tiempo muy relajado. Ideal para quienes desean comer muy rico mientras disfrutan de unos tragos súper originales en una hermosa terraza ubicada en pleno Masaryk.
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Lo primero que llega a tu mesa cada vez que visitas este templo de la cocina Latinoamericana, es el pan de la casa, elaborado con queso gruyere, parmesano y mantequilla de trufa. Posteriormente, llegará uno de los principales actores de este espectáculo culinario: las bebidas. Nosotros te recomendamos que pidas el carrito de Gins para que puedas preparar el tuyo con los ingredientes y especies que más te gusten.
Lo mejor de todo –además de su refrescante y original sabor– es que lo acompañan con un hermoso «ramito» de piñas enchiladas que simulan unas rosas (divino) y lo terminan con un poco de nitrógeno líquido para completar el acto. Nosotros optamos por una mezcla de cardamomo con toronja que se convirtió en uno de nuestros matrimonios favoritos para este tipo de coctelería.
Uno de los elementos que hay que destacar de Rosa Negra, es que cada uno de sus platillos cuenta con un aspecto fascinante y especialmente original que comenzará a enamorarte mucho antes de llegar a tu paladar. Un ejemplo es el ceviche de salmón con coco que ordenamos como entrada, el cual sirven literalmente dentro de un coco y cuyos ingredientes –chiles thai, cebolla morada, albahaca y leche de coco– forman una perfecta armonía de colores con un contraste de sabores muy refrescante.
Posteriormente llegó la cazuela de asado de tira, la cual hornean lentamente por 12 horas y acompañan con cebolla morada y habanero. La carne es especialmente suave y jugosa, ideal para armarte tus propios tacos y acompañarlos con una de las salsas que llevan hasta tu mesa. Nosotros optamos por la de habanero y el resultado fue esplendoroso.
Después de haber terminado con una empanada de queso con elote que se destacó por su gran sabor y textura crujiente, decidimos probar el salmón al sartén con aceite de olivo y sal de mar servido sobre una cama de puré de camote, un must para los fanáticos del filete de salmón pues su textura suave se derrite como mantequilla en la boca.
Al poco tiempo llegó una de las elecciones que más antojo teníamos de probar: un atún sellado con aceite de ajonjolí, achiote, jengibre y salsa criolla. El pescado era fresco, de excelente calidad y la salsa le daba el punto de sabor perfecto. ¡Delicioso!
Para acompañar este último plato, probamos las papas twister, cuya forma cortada en finas rebanadas nos recordó a nuestra infancia –cuando éramos adictos a las «espiropapas»–. En Rosa Negra las sirven con una salsa cremosa de queso y cebollín que nos provocó un profundo deseo de limpiar hasta la última gota del plato.
Presentaciones dignas de fotografía, sabor que satisface a los paladares más exigentes, ingredientes de la más alta calidad, coctelería de excelencia y un entorno cool –muy al estilo de Polanco– es lo que encontrarás en este oasis de la cocina Latinoamericana.
¡Coman, disfruten y compartan!
*Tip: Termina tu experiencia con un carajillo. Lo preparan directo en tu mesa y personalmente nos encanta.