Es imposible comprimir la vasta riqueza de la cultura china y su gastronomía en unas cuantas calles, pero en el Barrio Chino de la Ciudad de México, podemos tener un interesante destello de lo que hace a este país tan fascinante. Este corredor cultural se encuentra en el centro de la Ciudad de México, abarca tres cuadras de la calle Dolores, desde Av. Juárez hasta la Av. Independencia, está a solo unos pasos de la Alameda central y del Palacio de Bellas Artes. Desde hace más de 50 años es un punto de reunión de dos culturas milenarias. Aquí, los visitantes pueden sumergirse en la riqueza de la cultura china, explorando sus coloridos símbolos, sus profundas creencias y, por supuesto, disfrutando de su exquisita gastronomía. Te decimos por qué perderse una tarde en este barrio podría ser un buen plan de fin de semana.
Por su historia
Aunque la fecha exacta de su establecimiento es incierta, hay registros de la presencia de inmigrantes chinos en la Ciudad de México desde el siglo XIX. Estos primeros grupos llegaron en parte debido a los disturbios en los estados del norte, como Sonora y Sinaloa, donde se les había prohibido trabajar. Durante la década de 1930, las calles de Dolores y Luis Moya, en el centro de la ciudad, estaban repletas de lavanderías atendidas por familias chinas a las que, debido al racismo, no podían integrarse plenamente con la población local. Con el tiempo, estas familias comenzaron a prosperar vendiendo cafés chinos, galletas de la suerte y bollos choux. Para los años 40, la apertura del restaurante Shanghái marcó un hito en el desarrollo cultural y económico de la zona. Diferentes políticos y celebridades empezaron a frecuentarlo y como un efecto dominó, la calle empezó a ganar relevancia permitiendo que otros negocios chinos florecieran. Pero fue hasta la década de los 60, cuando el Barrio Chino se consolidó como tal, con la apertura de numerosos restaurantes y tiendas que ofrecían productos y servicios chinos, dando forma al barrio que conocemos hoy.
Por su decoración
La decoración del Barrio Chino es una explosión de color y vibrante tradición que refleja la rica cultura del país asiático. Al entrar en el corredor, uno se encuentra con un majestuoso arco de estilo paifang, pintado en tonos jade y adornado con dragones chinos, criaturas mitológicas que simbolizan poder y fortuna. En la parte frontal del arco, destaca la inscripción ‘Barrio Chino – Ciudad de México’ en caracteres chinos. En la esquina con la calle Artículo 123, un moderno arco de acero en negro y rosa exhibe el ideograma ‘墨西哥城’, que significa Ciudad de México. En la esquina con la Avenida Ayuntamiento, está la ‘Puerta Luna’, una abertura circular que imita un pasaje tradicional chino. Las banquetas están decoradas con bancas macetas que incorporan elementos chinos, incluyendo ideogramas en sus cubiertas. Las lámparas de papel chinas, colgadas en las calles y en los negocios, añaden un ambiente festivo. Los colores predominantes en el corredor son el rojo, que simboliza la felicidad y la buena fortuna; el dorado, que representa la riqueza; y el negro, que evoca estabilidad. Además, los negocios están adornados con letreros en caracteres chinos, aportando un toque exótico y auténtico. Las estatuas de Buda, comunes en los establecimientos, representan sabiduría y paz, mientras que los elementos naturales como el bambú, las flores de loto y los peces koi subrayan la conexión con la tradición asiática.
Por la comida
Sin duda, uno de los principales atractivos del Barrio Chino es su vasta y variada oferta gastronómica, dominada por restaurantes que ofrecen tanto buffet como comida a la carta. Entre los más antiguos se encuentra el Hong King, un establecimiento que ha sido parte del barrio desde 1963. La oferta culinaria incluye una rica variedad de platos tradicionales chinos, entre los más populares se encuentran el Pato Pekín, el arroz frito, y el Chow Mein, –fideos salteados con verduras y carne–. También se pueden los Dim Sum, pequeñas porciones de comida al vapor como dumplings, baozi y shumai, ideales para compartir. Otros favoritos incluyen los rollitos de primavera, el Cha Siu, –carne de cerdo asado con una corteza caramelizada–, y el Tofu picante con carne picada. Sobre el corredor hay muchos puestecitos con opciones de botana más ligeras como fideos secos y para el postre están los baos chinos, –panes al vapor rellenos–, de chocolate, cajeta, mermelada, o el relleno dulce que te imagines. Para acompañar, puedes probar el café con leche chino, servido desde una altura considerable: el barista llena el vaso con café hasta el nivel deseado y el resto se completa con leche entera caliente, todo el proceso es casi como un ritual. Te recomendamos llevar efectivo porque varios locales no aceptan pago con tarjeta.
Por las artesanías
El Barrio Chino de la Ciudad de México es un verdadero paraíso para los aficionados a las artesanías, ofreciendo una rica variedad de objetos únicos. Aquí podrás encontrar desde amuletos de buena suerte hasta elegantes piezas decorativas para el hogar. Entre los artículos más comunes se incluyen figuras de animales, como dragones y Maneki-neko, –gatos de la suerte–, en diversos tamaños y colores, así como peces koi, todos considerados símbolos de la fortuna. La oferta de amuletos es amplia, incluyendo llaveros, pulseras y colgantes que, según las creencias, protegen contra el mal y atraen la buena suerte. También puedes encontrar piezas de caligrafía china en papel o tela, adornadas con frases y caracteres con algún significado especial. La cerámica y la porcelana están representadas en vasos, platos, tazas y otros objetos decorativos con diseños tradicionales. No faltan las lámparas de papel de estilo chino, disponibles en diferentes tamaños. Además, el barrio ofrece una variada selección de tés e infusiones chinas, junto con accesorios para su preparación, así como productos de belleza como mascarillas, cremas y jabones. Sin duda, el Barrio Chino es un lugar fascinante para descubrir y llevarte una parte de China a casa.
Por la agradable caminata
El Barrio Chino es el lugar ideal para una agradable caminata, ya sea después de comer, para hacer una digestión mientras observas los detalles con calma, o bien por la mañana, tras un desayuno tranquilo. En la noche, los faroles rojos se encienden, creando una atmósfera alegre, acogedora y festiva. La mezcla de aromas de la comida callejera, las especias y los inciensos te transporta a un vibrante mercado asiático. Pasear por la calle Dolores, entre la gente que habla coreano, mandarín y japonés en pleno Centro Histórico, es un festín para los sentidos. A pesar de su concurrencia, el barrio ofrece rincones tranquilos donde puedes sentarte y disfrutar del ambiente. Para los aficionados al anime y al K-pop, también hay opciones interesantes. Durante las celebraciones del Año Nuevo Chino, el corredor se transforma en una gran fiesta con demostraciones de artes marciales y danzas tradicionales, no obstante, durante todo el año se puede sentir la esencia y el sabor de China, su gente y sus tradiciones.