Oaxaca se puede visitar de muchas maneras, pero sin duda alguna, una de las favoritas es deleitándose con su multiplicidad de propuestas gastronómicas. Entre las más recientes se encuentra Cobarde, un restaurante cuyo menú no podría estar más alejado de su denominación, con platos innovadores y destacables por su creatividad gastronómica. ¿Lo mejor de todo? Tiene una vista suprema hacia el Templo de Santo Domingo.
Cobarde es una de las aperturas gastronómicas más recientes en Oaxaca de Juárez, un espacio de culto al mezcal y a los ingredientes del campo mexicano, compartiendo platos irreverentes que exploran los límites de los aromas, texturas y sabores. Su cocina corre a cargo del chef Pako Cortés –cuya trayectoria lo ha llevado a trabajar en restaurantes como Pujol, Biko, Cosme—, quien se encarga de incorporar toques internacionales a alimentos tradicionalmente mexicanos, lo que resulta en una maravillosa muestra de creatividad culinaria.
El proyecto tuvo sus inicios desde 2020, aunque lo que antes era un pequeño bar de privilegio a la producción mezcalera artesanal en Puerto Escondido, ahora se expandió hasta un maravilloso restaurante de alta cocina informal frente al Templo de Santo Domingo. Mantiene su compromiso local con el uso de ingredientes del campo frescos y de origen orgánico, pero incorporando también influencias de territorios como Asia, Europa del Este y el Medio Oriente, mixología a cargo de Jaime Cornejo, repostería por Erika Cisneros, y un diseño interior de sustentabilidad contemporánea.
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Este último se desarrolló por Root Studio, y cada detalle es una expresión perfecta del compromiso local, tradicional y disruptivo de Cobarde. Se establece como un espacio libre de fronteras y abierto a las manifestaciones estéticas, con elementos de estilo vernáculo, paredes en ladrillo descubierto, decoraciones amaderadas, herrería artesanal, y una iluminación tenue que genera una atmósfera bastante cálida y acogedora. Se puede tomar servicio en su área interior, aunque la recomendación es optar por su terraza al aire libre para disfrutar los panoramas hacia Oaxaca de Juárez.
Si bien todo en el menú de Cobarde es espectacular, existen algunos platos que llaman la atención por su creatividad y calidad técnica. Vale la pena probar su Pollo Tawa con shishito peppers y salsa de yogurt; su col braseada con caldo dashi, miso de maíz e ikura; o su Crudo de Hammachi con fermento de ciruela, cerezo, shiso y mostaza. Para el postre, un imperdible es su mochi de maracuyá, chamoy y ciruelas, será el cierre perfecto a la visita.