Este año, la temporada de pan de muerto nos ha sorprendido con las creaciones más sublimes, desde los panes tradicionales que rinden homenaje a las recetas y los ingredientes que hemos heredado de generación en generación, hasta postres inspirados en los sabores y aromas típicos de estas fechas. Como era de esperar, el furor por el pan de muerto ha alcanzado también el mundo de la mixología, y una de las mejores propuestas se encuentra en Bruna, un restaurante del todo atípico en Guadalajara que desafía los límites de la gastronomía y que fusiona el arte y la cocina para crear una experiencia única. Como parte de su concepto de cocina líquida, Bruna presenta un original cóctel de pan de muerto que tienes que probar antes de que termine la temporada.
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Entre jardines escultóricos habitados por familias de bonsáis, y un espacio galerístico que se fusiona con el ambiente del restaurante, entrar a Bruna es como entrar en un sueño surrealista donde la experiencia sensorial está a cargo del chef Óscar Garza. En esta ocasión, el equipo de Bruna ha diseñado un pan de muerto relleno con una crema pastelera de Gloria —sí, el dulce tradicional del Nuevo León que ha marcado infancias alrededor de todo el país—, cubierto de azúcar morena con flores de bugambilia, lavanda y cempasúchil deshidratadas. Para terminar de redondear la experiencia, en Bruna el pan se acompaña con atole de calabaza, un clásico de esta época del año.
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Pero quizá la joya de la corona esta temporada es el cóctel de pan de muerto de Bruna, no solo por su sabor, sino también por las innovadoras técnicas empleadas para elaborarlo. La base de este trago está compuesta por anís y un licor de naranja infusionado con los sabores de la mantequilla característica del pan de muerto a partir de la técnica fat wash —es decir, infusionar el alcohol con los sabores de una materia grasa—, terminado con aceite de canela y azahar, y coronado con una galleta de mantequilla.
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